Son "personas imanes". Atraen las miradas de forma espontánea, sin que busquen que ocurra eso.
Esta es su apariencia, así es como lucen a los ojos.
Pero seríamos muy superficiales si nos quedásemos apenas con eso.
La belleza es un concepto total e integral que implica necesariamente verificar otros detalles no tan visibles.
Si uno escucha hablar a la persona, podrá determinar su nivel cultural, el manejo de conocimientos y de un lenguaje rico en expresiones, o se notará de inmediato a una persona de muy baja cultura, y de modales que revelan escasa educación.
Si en un paso más, se entra en diálogo, se verificarán otras cosas como cuáles son sus ideas respecto a distintos temas, cuáles son sus gustos, qué clase de vida lleva, y cuáles son sus valores.
Recién entonces, se puede tener un cuadro aproximado de la belleza.
Mejor que todo eso aún, es tratar a la persona durante un tiempo. Unos meses, por ejemplo, y verle proceder ante diversas circunstancias, lo que permitirá calibrar qué clase de persona realmente es. Violenta o pacífica, que busca entendimiento o confrontación, que sabe ser feliz con poco, o se afana y amarga por no tener riqueza, que es solidaria con otros, o sólo centrada en sí misma, que tiene un ánimo compasivo o indiferente, y tantas otras cosas que irán surgiendo.
Es alguien paciente o intolerante. Alguien responsable o indolente. Alguien trabajador u holgazán. Alguien que ama a su familia, o prefiere estar en soledad. Alguien sociable o huraño. Alguien que respeta a la naturaleza o le es indiferente. Alguien que ama a los animales y las plantas, o alguien que ni piensa en ello.
Todos estos factores completarán un cuadro donde apreciaremos la verdadera belleza de la persona.
Tal vez estas cosas que no se ven, pero que surgen notoriamente en el trato, son las que verdaderamente cuentan para decir cuán bella es una persona, o no lo es.
Y luego, se puede ir a su aspecto, a su físico. Hay personas que no tienen una belleza muy grande en su rostro, pero son dueñas de un cuerpo armónico --adecuado a su edad, además-- y por otra parte, pueden ser románticas, apasionadas, eróticas.
Entonces, surgen otros elementos de atracción, que van un paso más allá de lo superficialmente visible. Van a la médula misma de la persona, de quien es realmente, y aún de las cosas que muy discretamente la persona sólo puede llegar a revelar en una relación muy próxima, o íntima, finalmente.
En la confianza que uno obtiene, en la bondad, en la lealtad, en la capacidad de comprensión, en una empatía que es capaz de transformar una relación de amistad en algo realmente hermoso, firme y duradero, en eso también se revela la belleza de una persona.
Entonces, la atracción inicialmente visual, se transforma en una atracción profunda e inseparable. Ese tipo de relación en que pase lo que pase, no quieren que se pierda, porque la saben valiosa, porque la quieren así, porque les llega a ser necesaria e imprescindible.
Y ahí, en ese punto medio, en ese eje de equilibrio esencial, es posible encontrar la verdadera belleza.
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