Uno de los actos más importantes que podemos ejercer los seres humanos es el de la reflexión.
Especialmente cuando tenemos la sensatez y sinceridad de vernos, de objetivarnos, de pensarnos a nosotros mismos, y de analizar ¿qué es nuestra vida?, ¿cómo transcurren los días, los meses, los años?, y plantearnos, ¿qué somos, qué estamos siendo, qué es de nuestra vida cotidiana, hacía dónde vamos, dónde está nuestra felicidad, en qué medida nos sentimos satisfechos o nos damos cuenta que nos falta algo fundamental?
Y de pronto, también llegamos a pensar que debemos asir fuertemente nuestra vida, que debemos explotar al máximo las posibilidades que se nos abren, que "más vale pájaro en mano que cien volando" y que cuando tenemos una oportunidad de dar un giro totalmente difrente a nuestra existencia, de darle sentido a nuestra vida, de transformarla, pues...¡debemos tomar coraje, y hacerlo!
Así pensó una mujer latinoamericana, que hace tiempo, me hizo llegar ésta su reflexión.
La hallo tan sensata, dicha con tal integridad y fuerza, que me complazco --porque además tiene un intrínseco valor artístico-literario, a mi entender-- en compartirla con ustedes.
La tituló Mis razones, y aquí está:
Razones...
Yo, quisiera encontrar mis propias razones, explicármelas a mi misma, comprenderme, entenderme, no para justificarme, tan sólo para saberme, conocerme...
Y me pregunto si la vida me lleva como un caballo que ya se me desbocó?... o aún yo llevo las riendas de esta mi existencia "bizarra"?...
y me da pavor llegar a la conclusión de la vida me lleva y que yo actúo sólo en consecuencia...
y que los días pasan y pasan y yo estoy respirando, sonriendo, durmiendo, hablando, comiendo, sufriendo, trabajando, abrazando, besando y mirando... y que estoy haciendo todo eso, menos viviendo...
ah!, es que la vida pasa tan rápido, tan rápido... uno nunca se imagina llegar a la edad que tiene, y no nos percatamos que "nunca seremos más bellos y fuertes como lo somos ahora, justo ahora, en este preciso instante"...
y es por ello que es ahora o nunca... ahora... o nunca...
pero más bien la pregunta debería ser: tengo el valor?... soy capaz?... realmente estoy dispuesta a "tomar las riendas de mi vida"... a decidir por mi misma, sin depender de las circunstancias y de los demás?... a hacer lo que yo quiero, y esforzarme por lograrlo, aunque no hay seguridad alguna de que así será?... estoy dispuesta a jugarme entera?...
(suspiro... y lleno mis pulmones de aire... exhalo...)
y en eso estoy... buscando mis razones... y armándome de valor!...
De toda la reflexión, quisiera señalar tres aspectos que me parecen muy importantes:
1) la autoconciencia de que "estoy haciendo todo eso, menos viviendo"
2) que la resolución del conflicto y la búsqueda de vivir "es ahora o nunca", y por tanto, agrego de mi parte, ¡debe ser ahora!, y
3) la pregunta decisiva: "¿estoy dispuesta a jugarme entera?", y es que si no lo está seguirá haciendo cosas, menos viviendo. Y se le pasará el tiempo sin vivir. Y nunca abrá abierto las puertas al cambio necesario.
enigma
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