Hoy, 28 de Octubre, cumple años una amiga.
Una amiga muy especial. Alguien que dice que ella y yo somos “más que super-amigos”.
Y lo acepto.
Y su festejo me lleva a reflexionar sobre lo qué significa cumplir años.
En primer lugar, significa celebrar nuestro calendario de vida.
Porque nuestro tiempo personal de existencia se cuenta a partir del día de nuestro nacimiento.
Por eso, no importando el día en que caiga, siempre añadirá un año más a nuestra existencia.
Es un momento propicio para hacer un balance. Para pensar ¿qué significó el año que transcurrió?, ¿qué nos trajo de nuevo?, ¿cuánto avanzamos o nos estancamos?
Nuestra vida ¿cobró nuevo impulso, tuvo nuevos motivos de alegría, de felicidad, de esperanza, o siguió siendo la misma rutina, los mismos modos, el mismo levantarse y acostarse del año anterior, y del otro, y del otro..?
¿Agregamos amistades, nuevas experiencias, nuevos contactos y conocimientos en el año transcurrido?
¿Nos ocurrió algo único, distinto, diferente, como nunca antes nos había sucedido? ¿fué eso positivo o negativo?, ¿qué efectos tuvo sobre nosotros?
¿Fue algo puntual, o es algo que podría volver a repetirse?, ¿nos gustaría o no que se repitiera?
¿Mejoró o empeoró nuestra suerte, nuestro trabajo, nuestras perspectiva de vida?
Y ¿con qué ideas, anhelos, sueños y esperanzas comenzamos este nuestro nuevo año de vida?
¿Estamos dispuestos a cambiar, a modificar sustancialmente algo, o seguiremos el camino trillado?
¿Nos disponemos con apertura mental a asumir lo nuevo y diferente, o nos retienen “razones” que terminan siendo una sinrazón?
¿Qué ambicionamos poder llegar a concretar en el nuevo año?
¿Qué objetivos nos hemos marcado, qué logros queremos alcanzar?
Me detengo aquí, pero creo que todas estas preguntas ayudan a meditar, a reflexionar, y que la fecha del cumpleaños es la más adecuada para hacerlo.
A mi amiga ya le he deseado un muy feliz cumpleaños.
Porque la fecha hay que celebrarla siempre. Porque es noble y es justo que quienes a uno le quieren, los familiares, amigos, compañeros de tareas, vecinos, se acerquen, se reúnan, quieran festejar, como siempre, con algo de comer y algo de beber.
Y que además acompañen su presencia con regalos.
El regalo después de todo es una muestra visible del afecto que se nos tiene.
Cuantos más y mejores regalos tenemos, significa que más se nos quiere y aprecia.
Y en cuanto al regalo, permítanme decirles que, un regalo adecuado es aquel que responde a los gustos o necesidades de la persona festejada.
No es cuestión de llevarle cualquier cosa, por aquello de “quedar bien”, pues podemos quedar muy mal.
Hay que conocer a la persona, hay que haber hablado con ella, meses antes tal vez, y haber indagado sobre sus gustos, sobre qué le gustaría tener, y no hay mayor satisfacción para la persona que celebra su cumpleaños que comenzar a recibir cosas que responden a su personalidad.
Eso es señal de que se nos conoce bien, y que se trata de complacernos, que se piensa en nosotros.
Así debe elegirse un regalo.
Creo que el tema cumpleaños ya me inspiró bastante. ¡Que les sirva a ustedes también!
enigma
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