Thursday, July 19, 2012

"Me da no sé qué...."

Este dado, con sus caras de "Si", "No" y "Quizás", simboliza de alguna manera las dudas que nos acucian cuando quisiéramos decirle a alguien sinceramente lo que pensamos o sentimos, pero en diálogo interior, con nosotros mismos, nos decimos: "me da no sé qué..."

Me da lástima, o me preocupa cómo lo vaya a tomar...¿qué hago....se lo digo o no se lo digo?..."Sí, definitivamente ¡se lo digo!"..."¡No!, mejor no se lo digo, sería una 'metida de pata'", o..."Quizás se lo diga...no sé."

Hay muchas cosas que callamos, por no ser adecuado decirlas, porque sería muy cofrontacional expresarlas, porque "el mundo se nos viene encima", porque podríamos recibir amenazas, porque alguien nos puede "serruchar las patas" si las decimos.

Claro que hay momentos que también se nos hace muy nuestro aquello de "Di tu verdad, y rómpete". Aquello de "quema tus naves", o sea, juégate entero y punto. Después de todo, el mundo no es de los débiles y los pusilánimes. ¡se necesita coraje para vivir!

Pero a lo largo de la existencia uno va conociendo cosas que hacen que uno calle, y callando soporta, aguanta, transa, y finalmente, uno ¿es uno mismo?.

No. Pero los valores en la sociedad están tan tergiversados, que se callan muchas cosas. Voy a referirme a algunas muy inocentes. Por ejemplo: ¿cómo le digo a una amiga que quedaría mejor si se hiciera operar los pies de sus juanetes y se agrandara los senos?
¿Cómo le digo a otra que no sea tan desordenada, y no tenga un revoltijo de zapatos y botas desprolijamente tirados bajo un mueble?

¿Cómo le digo a un amigo que se está matando de cáncer en cuotas cada vez que fuma?, y ¿cómo le digo a otro, que ese bigotito que se ha dejado le queda ridículo?

Pero los grupos de presión en la sociedad, los grupos manipuladores de la opinión pública, tienen temas mucho más dificiles de abordar que estas sencilleces.

¿Quién se atreve a criticar la política exterior de Israel sin que le tilden enseguida de "antisemita", "pro nazi" o cosas absolutamente disparatadas?

¿Quién se atreve a decirles a los gays y lesbianas que se queden en el molde, que la sociedad los tolera pero que no pretendan regir a la sociedad y la cultura por su forma de encarar sus vidas privadas?

¿Quién puede decirle a un sacerdote que lamentablemente la iglesia que representa está tan podrida por dentro que ha perdido su autoridad moral?

Y claro, se nos puede interpretar muy mal, porque yo tengo muy buenos amigos judíos, y me complazco en ello.

Y tengo amigos que son gays y la verdad que no sé si entre mis amigas puede haber alguna que sea lesbiana, lo cual no me preocuparía.

Y tengo amigos que son sacerdotes honorabilísimos, consagrados enteramente a su misión.

Entonces, "me da no sé qué" decir ciertas cosas --como les pasa a ustedes-- estoy seguro, por no quedar mal con ninguno de ellos y ellas en particular. Porque no me clasifiquen y encasillen, me etiqueten y me marginen, lo cual no va conmigo y no sería nada justo, por otra parte.

En un ser humano, yo no veo su etnia, su color, su partido político, el club deportivo del cual es hincha, su preferencia sexual, la profesión que ejerce, veo a un congénere, veo a alguien que convive en este planeta uno, en el que todos debemos tratar cada día de que sea mejor.

Esta no es una visión ingenua. Sé muy bien que hay asesinos, monstruos ambiciosos de poder, corruptos y venales al grado máximo, guerreristas por excelencia, atropelladores de derechos humanos, violadores, y tanta otra escoria. Traficantes de otros humanos, explotadores de mujeres y niños, mercaderes de órganos, narcos y consumidores. Esos van dejando de ser humanos a girones...les queda la forma y apariencia de tales, nada más.

Pero hay que realmente saber que son así. Entonces la actitud de uno varía según quién es el otro o la otra. Nuestra actitud deviene nada más que en una respuesta a lo que ellas y ellos son. En un reflejo.

Pero entre la gente común y sencilla de cada día, entre la gente que integra ese núcleo maravilloso que llamamos amigos/as, es cierto, confesémoslo, que muchas veces nos da no sé qué...decirles ciertas verdades. Porque no queremos herirles, lastimarles, rebajarles, hacerles sentirse criticados. Sin embargo, una palabra oportuna, dicha con cuidado y delicadeza, puede hacer un bien enorme.

Para pensarlo...



enigma

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