Monday, July 2, 2012

MI CIUDAD (adoptiva)

Suele ocurrir que uno ame la ciudad en la que nació, creció, y vivió por años.
Lamentablemente no es mi caso.
La ciudad capital que me vio nacer y en la cual crecí, pudiendo ser hermosa --alguna vez descrita en el cancionero popular como "tacita de plata"--, sin embargo, no lo es hoy, y muy a mi pesar, no me puedo sentir orgulloso de ella, y menos mostrarla.

Es una ciudad sucia, donde los habitantes no tienen siquiera conciencia de que las cáscaras de una fruta, o la cajilla de cigarrillos vacía, o la botella de plástico ya usada, no se arroja a la vereda, o en cualquier lado, desaprensivamente. Es maloliente. La polución visual es escandalosa.Ni los monumentos públicos son respetados La contaminación de sonido es insoportable. Y la inseguridad campea al socaire de una criminalidad de baja edad, no contenida ni reprimida por la pusilanimidad de las autoridades de turno.

Me duele profundamente tener que decir su nombre: Montevideo.

En cambio, he encontrado una ciudad que me ha enamorado por su belleza, por lo cuidada y limpia que está. Por sus monumentos públicos inmaculados. Por el respeto a la propiedad privada, donde ninguna vivienda se ve atropellada por graffitis políticos, deportivos o simplemente soeces.

Una ciudad con un buen sistema de transporte, con un sistema de alquiler de bicicletas y rutas específicas para las mismas en pleno centro. Con parques prolijamente mantenidos, con museos espectaculares, y con una tradición histórica presente en construcciones únicas.
Me refiero a la ciudad de México.

Hay una canción que le canta a esa ciudad, cuya letra y luego música, reproduzco para ustedes.

La letra dice así:


Mi ciudad es chinampa
en un lago escondido,
es cenzontle que busca


en donde hacer nido,


rehilete que engaña la vista al girar.

Baila al son


del tequila y de su valentía


es jinete que arriesga la vida


en un lienzo de fiesta y color.

Mi ciudad es la cuna
de un niño dormido,

en un bosque de espejos
que cuida un castillo,


monumentos de gloria que velan su andar.

Es un sol


con penacho y sarape veteado,
que en las noches se viste de charro


y se pone a cantarle al amor.

Por las tardes con la lluvia


se baña su piel morena


y al desatarse las trenzas
sus ojos tristes se cierran.



enigma

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