Tuesday, April 30, 2013

"Tus ojos hablan por ti..."

Tal vez ustedes se rían, pero quizás les ha sucedido. 

Bueno, yo soy muy extrovertido y expresivo. Y a veces he cometido indiscreciones, no con mala intención, sino por una inmensa alegría que he llevado dentro.

Pero tengo algo más en contra mío. Una vez, una querida compañera de trabajo me preguntó: "¿qué te pasa?" y le respondí con la pregunta "¿por qué?", y me dijo: "porque te veo muy alegre", y le dije como disimulando: "no, no me pasa nada...." y entonces me lanzó la frase demoledora: "aunque no me digas nada, tus ojos hablan por tí".

Lo cuento como simple anécdota. Pero eso me sucede muchas veces, sea que esté triste o alegre. Quien me mira a los ojos, se da cuenta.  Son como una ventana a mi alma.

Podré estar ocupado en algo, podré estar atendiendo una reunión, o teniendo un diálogo sobre un determinado tema, pero lo que está a mi interior, la alegría o el drama que llevo conmigo se revela en mis ojos.

No lo considero ni una suerte ni una desgracia. Simplemente es así. 
Y a veces, sería mejor que no lo fuera. Porque esa mirada de alguna manera llega a comprometerlo a uno.

Especialmente en encuentro o rueda con amigos, donde hay una avidez por saber lo que a uno le está pasando, y uno puede callar el tema, pero no puede evitar la curiosidad que despierta la mirada.

En fin. ¡Cosas que a uno le pasan!

Hay en cambio otras personas, cuya mirada no trasunta nada. Parece siempre la misma, imperturbable. Nunca se sabe qué están sintiendo, qué están pensando, qué ocurre con sus vidas.

Son tal vez esas miradas lánguidas, como perdidas, que no expresan sentimientos.
Confieso que no me gustan.

Pero de todo esto, quiero rescatar algo fundamental: hay que ser auténtico.

No hay que temer a expresar sentimientos y explicitarlos sin ambajes con quien corresponda. 

La mejor interacción humana se nutre de ello.

Quien oculta sus sentimientos, quien evita manifestarlos de alguna manera, o es inmaduro/a, o está lleno/a de miedo, o es hipócrita.

Y quisiera agregar algo más --y sé por qué lo digo-- no nos temamos a nosotros mismos. No temamos de ser como somos realmente

Cuando nuestro interlocutor/a es válido/a, cuando existe amplia y total confianza, cuando podemos desinhibirnos, no temamos en decir, sentir y actuar conforme deseamos y queremos en ese momento. 

Seamos nosotros mismos, sin pudor, y sin máscara. Quien dialogue con nosotros nos comprenderá perfectamente. No se va a escandalizar, ni se va a asombrar ni nos va juzgar.  Por el contrario, valorará muchisimo la confianza depositada, y el intercambio que se ha tenido.

Amigas, amigos: lo fundamental es la autenticidad.


enigma

 Textos protegidos por derechos de autor
            


Monday, April 29, 2013

Aprendiendo...

La imagen adusta del libro y los lentes, me retrotrae a las épocas de estudio...cuando leer era la actividad primordial, para adquirir conocimiento.

Hoy esa imagen continúa conmigo, ávido lector que soy, pero sin embargo, no es a ese aprendizaje formal, integrado al proceso educativo por etapas, a lo que quiero referirme

Amigos, la vida misma es como un libro abierto en que tenemos que adecuarnos para leer bien, y saberlo interpretar mejor.

La vida nos enseña con dolores, errores, caídas, golpes, y volvernos a levantar, que hay muchas cosas que no sabemos. Que no sabemos decir en el momento oportuno, que no sabemos hacer, cómo y cuándo corresponde.  

En muchas ocasiones he notado en mi mismo una carencia de experiencia, de esa "cancha", de ese "savoir faire" del que disfrutan muchos otros, que han vivido muchas veces situaciones repetidas, al punto que saben perfectamente qué decir y qué callar. Qué hacer y qué no hacer, o hacer diferente.

La inexperiencia, el nunca haber vivido o haber pasado por una determinada situación nos hace caer en errores. 

De pronto se trata de que no conceptuamos del todo adecuadamente a una persona, hasta que descubrimos un invariable hilo conductor de su vida, y tenemos que rendirnos a la evidencia, más allá de que nos agrade o no, de que discrepemos o estemos de acuerdo.

Quizás nos afanamos y pretendemos insistentemente algo,  al cual nos referimos machaconamente, porque lo consideramos algo realizable, una meta alcanzable, pero dejamos de ver una realidad que determina de suyo que la meta sea otra, que la situación ha sido mal analizada por uno, y que el resultado va a ser diferente del que pretendimos.

Es cierto que no hay ni un atisbo de maldad o mala intención de nuestra parte, pero a veces, para quien mira de afuera, puede parecerle que lo hay, porque como dice el refrán "de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno". Y entonces podemos de pronto parecer mentirosos sin serlo esencialmente. Sin poderlo ser porque eso no es lo que somos ni cómo somos.

No obstante, tal vez  hemos apelado a una "mentira piadosa", a la elaboración de un pequeño cuento, de una pequeña historia, para ocultar una realidad que pensamos, causaría dolor a alguien y en más de un sentido. 

Pero la pequeña historia fracasa por nuestra propia culpa, porque no sabemos mentir, y no podemos sostener una ficción.  Nos traiciona el corazón, y quedamos al descubierto, infamemente revestidos de una pátina de mentira que repudiamos.

De esos errores, de esos análisis errados de una situación dada, y de cómo actuar en medio de ella, es que vamos aprendiendo una lección de vida.

En el año y algo que va, desde comienzos de 2012, he estado en aprendizaje. Aprendizaje en la escuela de la vida. 

Y he podido entender, comprender y aceptar muchas cosas. Y darme cuenta de cuán desasido de una realidad estaba. O de cuán torpe fui para crear una historia. O de  cuán empecinado estaba con forjar un determinado futuro inmediato que jamás iba a ser posible. 

Entonces vienen las reflexiones, las reconvenciones, el decirme a mi mismo lo que otros por respeto no me dirían. Pero también con ello va una maduración, una comprensión más amplia de varias cosas.

Y como consecuencia de ello, una actitud de vida diferente. Una mayor calidad y un mayor cuidado en el manejo de situaciones delicadas, particularmente cuando involucran a terceros, a otras personas. 

Sí amigos. Hay una universidad sin edificio, sin curriculum predeterminado, donde los profesores van y vienen y son múltiples. Y donde las lecciones varían mucho entre sí, pero todas apuntan a un mismo fin: nuestro crecimiento humano.

Darnos cuenta, recapacitar, superar errores, es mejorar como individuos. Y creo que eso --en distinta escala y de diferente manera-- nos hace falta a todos.


enigma
 Textos protegidos por derechos de autor
            




Thursday, April 25, 2013

AMIGOS...

Se me podrá decir que en la vida de este blog que ya lleva casi cinco años, el tema de la amistad ha sido recurrente.

Y es cierto. Porque en lo personal, valoro enormemente la amistad. La considero uno de los factores gravitantes que enriquecen nuestras vidas.

Luego del amor de pareja, la amistad es el vínculo más fuerte, más sólido y más profundo entre los seres humanos.

En efecto, podemos querer mucho más a a algunos/as amigos/as que a familiares.

Los amigos/as están ahí, siempre. Sabemos que podemos contar con ellos/as.  Están como solemos decir  "en las buenas y en las malas". 

Los amigos/as auténticos, nunca dejan de serlo. Nos soportan, nos tienen paciencia, nos entienden, nos comprenden, y aunque a veces discrepen fuertemente con nosotros en algún aspecto, todo ello se supera por el cariño verdadero de una amistad solida y sin reveses. 

Es al amigo/a a quien le perdonamos lo que no nos perdonamos a nosotros mismos.

Por eso considero al vínculo de la amistad, no sólo fundamental para nuestra misma existencia, sino un verdadero privilegio que la vida nos provee. Somos quienes somos en buena medida por ellos/as y gracias a ellos/as.

Y hoy más que nunca, las distancias no importan. 

La internet nos pone al instante en contacto, y Skype o Google+ nos ofrecen la posibilidad de platicar y hasta de vernos mutuamente.

¡Cuántos amigo/as vamos haciendo a través de Facebook, cuántos reencuentros, cuántos contactos valiosos por Twitter o Linked-in.

Como digo, valoro enormemente a mis amigos/as. Me honro en serlo para ellos/as, y que ellos/as lo sean para mi. La amistad demanda además esa reciprocidad.

Y claro, toda vez que sea posible, los amigos somos felices en cada reencuentro. Especialmente cuando vivimos distantes.

El 21 de Junio de 2007 escribí estos conceptos que hoy reproduzco por primera vez en este blog.

PODEMOS SER AMIGOS

  • Para encontrarnos en un pasillo y darnos un “¡hola!”
  • Para escuchar tus cuitas y tú las mías
  • Para consolarnos y alentarnos
  • Para reir juntos y hacer mejor la vida
  • Para aconsejarte cuando lo precises
  • Para recibir tus consejos cuando los necesite
  • Para entendernos y confiarnos mutuamente
  • Para conocernos más y mejor
  • Para mirarnos a los ojos y sentir fuerte
  • Para disfrutar de estar juntos
  • Para tener secretos entre los dos
  • Para saber que podemos vivir todo cuanto queramos, y seguir siendo amigos


enigma

 Textos protegidos por derechos de autor
            

Wednesday, April 24, 2013

¿Puede alguien cambiar de la noche a la mañana?

  Comentario de la Editorial sobre el libro:
 
El presente libro trata de abrir un camino en la indagación sobre los cambios personales. Qué cambia, por qué y cómo, en la persona que experimenta una transformación personal y vital.

El autor convoca en estas páginas a filósofos, antropólogos, psicólogos, etc., para diseñar una descripción sobre el proceso de "llegar a ser uno mismo" y la consecución de una vida auténtica.

La persona tiene siempre la posibilidad de "llegar a ser más", si bien esta esperanza, se encuentra con frecuencia amenazada por las incertidumbres del futuro y las propias resistencias o limitaciones internas y externas.

-----------------

Para mi es más que interesante hallar un libro de un antropólogo que analice "Los procesos de cambio de la persona", y me interesa subrayar el subtítulo del libro, que  considero muy importante: Llegar a ser quien soy.

Pienso que en esta breve frase se sintetiza lo fundamental de la búsqueda individual, dirigida hacia la meta de cada quien. 
Tenemos que llegar a ser quienes realmente somos. Es aquella antigua apelación de los griegos que sentenciaban: "conócete a tí mismo/a".

Desde mi punto de vista, se impone una introspección, un autoanálisis riguroso de nosotros mismos. ¿Quiénes somos, cómo somos, qué estamos siendo?

Y en ese autoanálisis el punto cardinal tiene que ser la búsqueda de la autenticidad.

Despojados de ideas preteridas, prejuicios, socio-convencionalismos, atavismos, acartonamientos religiosos, presión familiar, el miedo al qué dirán, tenemos que saber encontrarnos a nosotros mismos en nuestra esencia, y no negarnos, ocultarnos, falsificarnos, edulcorarnos, sanitizarnos, para proyectar una imagen socialmente aceptable, que en el fondo sabemos es cínica o hipócrita.  Que dentro nuestro sabemos que no es real sino ficticia.

No debemos temer encontrarnos a nosotros mismos tal cual somos.

No debemos acallar las voces del corazón, de la pasión, del sexo, de las ideas, de los proyectos, que nos llevan de la mano hacia alguien, aunque ese alguien esté lejos, o no conviva con nosotros, en tanto ese mismo alguien haya tocado todo nuestro ser, nos haya hecho vibrar de emoción,  y verle o sentirle cerca, nos sacuda por dentro.

Ahí está la punta de la madeja de la respuesta a quiénes somos. Ahí está el primer indicio de nuestra búsqueda por la veracidad de nosotros mismos, por el intento serio de ser auténticos.

Cuando llegamos a ese punto, un distintivo de nuestra conducta será ser coherentes. 

Otro será ser responsables por nuestros dichos y nuestros hechos. 

No borraremos con el codo lo que escribimos con la mano, y no borraremos de nuestra historia de vida, lo que hemos vivido intensamente. 

Es parte indisoluble de nosotros.  ¡Somos eso!  Mirémoslo naturalmente, no con miedo, no con vergüenza, sino con la calma tranquilidad que da el ser auténticos.

De ahi que no tiene sentido alguno, no encaja en ninguna lógica, que una persona pueda cambiar de conducta y actitud en su relacionamiento con otra u otras, repentinamente y sin mediar razón alguna para ello. 

No es posible que alguien le diga a otra persona "¡¡te amo!!, ¡¡te amo!! soy tuyo/a!!!" y que luego se olvide de todo eso y pretenda tratar a la persona en un contexto que no es el vivido y expresado.

O que alguien diga "no puedo vivir sin ti", y luego le diga a la misma persona "ni te aparezcas". 

Hay algo descoyuntado allí, hay algo que no encaja, algo totalmente disfuncional. Ese cambio en la personalidad tiene que deberse a algo.

Si la persona que así actúa no padece del trastorno de personalidad limítrofe, o de doble personalidad, o de personalidad bipolar, actitudes semejantes resultan absolutamente incomprensibles.

La persona podrá intentar incluso racionalizar sus actitudes --hablo así por esto, me comporto así por lo otro...-- o acudirá al mecanismo psicológico de proyección (la culpa es del otro o de los otros) pero sólo serán excusas para lo inexcusable.

Recuerdo el caso de un periodista que en diálogo con un político le dice de pronto, muy halagado, "señor, Ud. es un hombre estupendo", y rato más tarde, en el diálogo, cuando al periodista no le agradó algo, le espeta al mismo político: "¡Ud. es un aprovechado!". Más allá de cuidar las formas, un comportamiento semejante no tiene asidero alguno.

Que en un mismo diálogo con una persona, alguien pueda cambiar tan bruscamente, pasando de la apreciación, a la depreciación, es rayano en el absurdo.

Pero si alguien procede así, haría bien en autoanalizarse, o ir a  un psiquiatra para que le analice, y pueda guiarle a encontrarse a sí mismo/a, a superar esas incoherencias, y a afianzar una personalidad sólida, que no varía, y ante la cual, otros sabrán a ciencia cierta a qué atenerse.

Una sola razón encuentro para un cambio radical, brusco, sorprendente, de la personalidad (para el caso, el de los jóvenes que pusieron las bombas en Boston, y que inspiraron este escrito), y es que hayan sido objeto de indoctrinamiento y de un lavado de cerebro. 

Y cabe esperar un cambio en la personalidad de quienes resultaron heridos y gravemente heridos al punto de tenérseles que amputar extremidades. Porque acaban de pasar por una experiencia traumática enorme.

Pero para quien vive una vida aparentemente normal, semejantes atenuantes no son de recibo.  Claro, digo aparentemente normal. Porque tal vez no es totalmente normal. Porque tal vez la persona vive bajo amenaza, o le han lavado el cerebro, o se ha creado un impedimento psicológico por sí misma, o vive calladamente el drama de un corazón partido en dos, y hasta que no se libere de eso, no va a ser auténticamente quien es, no se va a reencontrar con su verdadero yo, con quien supo ser. Con quien puede volver a ser.


enigma
 Textos protegidos por derechos de autor