Thursday, April 7, 2016

COMPAÑEROS DE VIDA



De jóvenes, y hasta de mediana edad, cometemos muchos errores, equivocaciones, emprendemos aventuras amorosas, triunfos y fracasos, tambaleamos, caemos y nos levantamos. 

Acumulamos experiencia, aunque a veces nos quedan magullones y marcas indelebles.

No todas las personas por cierto, pasan por semejantes experiencias, especialmente las más traumáticas.

Así y todo, de los errores se aprende. De los fracasos se gestan triunfos.
Hay que –como dice Alejandro Lerner—volver a empezar.
Hay que aprender a dar vuelta la hoja (lo que a veces cuesta mucho). 

Sí hay que perdonar, intentar comprender, no responder mal con mal, no odiar, no guardar rencor, y ser siempre amable. No cuesta nada, y lo mejor, no nos causa daño a nuestra mente ni a nuestro espíritu.

No hay que cansarse de ser bueno, porque en todo caso, “ascuas de fuego” se juntan sobre la cabeza de quien ha hecho maldad, de quien ha cometido iniquidad, de quien ha hecho sufrir injustificadamente, de quien ha perdido sensibilidad humana.

Uno tiene que seguir adelante.

La vida transcurre, los años pasan, uno deviene en alguien maduro. Ya no está para aventuras, ya no está para riesgos tontos, ya no está para creer con una inocencia de mejor causa. 

Se es tremendamente selectivo. Se es agudamente analítico. Se pone todo bajo microscopio. Todo se desmenuza para verlo poco menos que en su composición atómica.

Y entonces es posible elegir, es posible convenir, es posible aceptar, y emprender el viaje de la vida no en soledad sino acompañado/a. Pero no será con cualquiera, con quien llegue primero, con quien tenga un lindo rostro. Será con quien demuestre ser una persona honesta, íntegra, leal, sincera, coherente, responsable, bondadosa, y que sienta un enorme cariño, si acaso no amor. 
 
Será con alguien dotado/a de valores auténticos que los vive, y no meramente dice.

Será con alguien que asuma una relación humana con respeto y consideración, y no con trivialidad y ligereza.

Y cuando esa persona es hallada, no importa casarse, no importa vivir bajo un mismo techo (aunque es ideal si es posible), pero más probable es que la persona a su edad haya desarrollado su propia vida, y por tanto tenga su propio hogar.  Eso  no quita de que se pueda integrar una pareja, y que puedan ser compañeros de vida.

¿Qué implica eso? Estar mutuamente al tanto de su diario vivir, de sus problemas, preocupaciones y alegrías. Contar recíprocamente el uno con el otro. Intercambiar diálogos abiertos y profundos, de calidad en su contenido, y sobre todo, sinceros.

Implica saberse totalmente lo más posible, entenderse, comprenderse, y tener la enorme gana de la compañía de la otra parte. 

Entonces se abre un mundo de posibilidades hermosas. Desde ir a almorzar o cenar juntos, o que uno de los dos cocine alternadamente e invita a la otra parte con lo que ha preparado; pasando por ir a cines, teatros, conciertos, y emprender caminatas.

Y también la posibilidad de viajar, de tomar un crucero, o en avión ir a lugares que no se conocen y disfrutarlos acompañándose mutuamente.

Y también, de vivir la intimidad, en el nivel, la intensidad, y la forma en que ambas partes acuerden con total libertad, despojadas de todo prejuicio, y en absoluta discreción respecto del resto de las gentes.

Quienes así optan, han decidido ser compañeros de vida. Han decidido acompañarse como transeúntes en la vía de la existencia humana, sin saber si esa vía ha de ser corta o extensa, pero válida por el tiempo que dure.

Considero que este es un enfoque realista de la vida en la madurez.

No es preceptivo. Puede haber excepciones, claro está. Depende de quiénes y cómo sean las personas involucradas.

Hoy día muchas mujeres maduras buscan hombres más jóvenes, y muchos hombres maduros buscan mujeres más jóvenes.

Y no voy a discutir que la conveniencia de ese acompañamiento, le provee a la parte madura el impulso, la vitalidad y el dinamismo que la parte joven es capaz de transmitir y trasvasar. Pero…puede ser una relación a corto plazo, especialmente si la parte joven de pronto encuentra otra persona más afín con su edad, y pone fin a la relación inicial.

Son alternativas. Son opciones. Cada quien tiene que pensar y repensar la suya propia, antes de tomar una decisión. Eso me permito sugerir.

enigma
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