Cualquiera que haya
tenido la suerte de vivir un romance sabe muy bien que el mismo abarca ilusión,
realidad, esperanza, ternura, amor, y esa peculiar sensación de que se está
como flotando en el aire.
El romance es una
extraordinaria experiencia llena de sentimientos hermosos, abundante en la
sensación de que hay una razón para vivir y de que tu vida ha tenido un giro
excelente.
El romance es
exquisito. Es por eso que está lleno de momentos inolvidables, que parecen
increíbles pero que son ciertos.
Hay dos enamorados
para quienes la vida es lo que están experimentando y el resto del mundo es
casi inexistente.
En cierta forma, el
romance es como estar viviendo un universo paralelo. Es un universo de dos.
Para nuestra sorpresa
(la tuya y la mía) el romance es definido como:
“Un sentimiento de
entusiasmo y misterio asociado con el amor”. Quizás el misterio esté
asociado con el hecho de cómo surgió el romance. Y el entusiasmo es una
consecuencia directa de que no es ficción, es algo real y nos está
ocurriendo. Y por supuesto, la palabra
clave es “amor”. Sin amor el romance es imposible.
“Amor, especialmente
cuando es sentimental o idealizado.” Ciertamente, el romance implica estar
viviendo un estado de ánimo muy sentimental, y en ese estado de ánimo, podemos
llegar a idealizar no sólo a la otra persona sino a nuestra relación misma.
“Un asunto de amor,
especialmente uno que no es muy serio o de larga duración.” Este es un tipo
de “romance” particular con el que no me siento muy cómodo porque habla de un
asunto, y esa palabra implica no sólo algo que va a durar brevemente sino
también algo que está violando ciertas normas. Un asunto no es en manera alguna
serio, y por lo tanto no será de larga duración. No lo llamaría romance sino
simplemente una aventura sexual.
Pienso que lo que
comienza siendo un romance puede conducir a una relación permanente como pareja
o como matrimonio. Esa sería la más exitosa y feliz continuación del romance.
Pero también el romance
puede terminar en fracaso, separación, drama, tristeza, dolor para ambos
miembros de la pareja o para uno de ellos, quienquiera sea ella o él, quien
realmente haya estado profundamente enamorado de la otra persona.
Tu experiencia
personal te dirá qué clase de romance estás viviendo o has vivido.
Milton W. Hourcade
Textos protegidos por derechos de autor
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