Monday, May 16, 2011

DIALOGO DE SORDOS

Con el debido respeto a quienes tienen problemas de audición, reproduzco este simple chiste que conozco desde hace años, y que en forma exagerada, representa lo que quiero decir:

Sordo 1: ¿Qué día es hoy?

Sordo 2: Las 3 y 15.

Sordo 1: ¡Uy, me pasé dos cuadras!

Si algo manifiesta este chiste, no es la dificultad de los sordos para entenderse, sino que el énfasis está en la incoherencia total entre la pregunta, la respuesta, y la conclusión.

Es como si yo le dijera a alguien: ¿qué opinas de la boda entre Kate y William?, y me contestara: “Mataron a bin Laden”.

Aunque las dos son noticias, ¿qué tiene que ver una con la otra?, absolutamente nada, excepto haber sido dadas por un mismo medio de comunicación masiva, si acaso.

Hay personas con quienes lamentablemente, uno se enfrenta a una pared inmaterial, a una barrera ante la cual las preguntas que uno formula rebotan con frases o planteos que no se corresponden y no tienen nada que ver con el asunto de que se trata.

En lenguaje futbolero, uno diría: es gente que “tira la pelota al outball”, o sea que la saca para afuera de la cancha, por una lateral, para que el partido se pare, para impedir un ataque, para distraer la jugada fundamental.

Pues hay personas que insólitamente obran de la misma manera.

Uno plantea una cosa, y le salen con otra que no tiene nada que ver. Y uno se queda pensando: ¿no entendió mi planteo?, ¿no quiere entenderlo?, o ¿está desviando la atención completamente porque no quiere encararlo?

Salvo en el primer caso, si nuestro planteo no fuese bien claro o explícito, se justificaría que hubiese una respuesta dubitativa, o no del todo coherente.

Pero cuando esa no es la situación, entonces queda por pensar que existe el deliberado propósito de esquivar el bulto, de no querer ir al grano, de no responder adecuadamente. O de salir con un planteo irrelevante, que no tiene nada que ver con el hilo de lo que estaba en cuestión.

Esto usado como táctica, en forma frecuente, no habla del todo bien de quien así ejerce lo que supuestamente debería ser una comunicación.

Pero uno no puede quedarse en la superficie, tiene que ir más a fondo y preguntarse ¿por qué esa deliberada tergiversación?. ¿Por qué ese salirse por otro lado?

Tal vez por aquello que desde tiempos inmemoriales dice el refrán: “No hay peor sordo que el que no quiere oír”.

enigma

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