Tuesday, May 17, 2011

Un saludo a la amistad

¡Amistad!

Siento sonreir mi corazón, rebosante de alegría.

Siento paz interior inconmensurable. Siento profunda, enorme gratitud.

Siento confianza y seguridad.

Siento apelación y responsabilidad. Siento tener que dar lo mejor de mi.

Todo eso me provoca pensar y valorar la amistad.

Me enorgullezco de tener muchas amigas y amigos diseminados por muchas partes de este nuestro pequeño planeta.

Gentes que aún no he podido ver personalmente, y otras que sí conozco o que fui a ver expresamente porque pude hacerlo.

Darnos la mano, estrecharnos en un abrazo, conocernos tal cual somos, en nuestra impronta personal. Nuestras voces, nuestros gestos, nuestras maneras de pensar y de sentir, de enfocar la existencia y todo cuanto en ella pueda caber. Nuestras reacciones, nuestra risa y nuestro llanto.

Comunicarnos por este medio fabuloso que es la Internet, usando Facebook para encontrarnos o correlacionarnos, y Twitter para publicar en breve frase un pensamiento actual, una inquietud, una idea germinal, o un llamado a la acción, son cosas que se disfrutan de manera muy especial.

Me siento felicísimo de las amigas y amigos que tengo. Todos tienen ganado su lugar en mi mente y mi corazón, claro está, de manera muy diferente entre unos y otros.

Hay personas con las que definitivamente siento la obligación moral de encontrarme, de conocer personalmente, de departir momentos que serán únicos.

Pero en la amistad hay un sabor de vida tan especial, que es aún dificil definirlo.

Sin embargo, todos quienes participamos de la maravillosa experiencia de la amistad leal, verdadera, sincera, auténtica, sabemos lo ella representa y significa para cada uno/a.

La familia nos viene dada. Las amigas y amigos son cosecha de vida. Las flores que con su color y aroma adornan nuestra propia existencia, y ello se da en forma recíproca.

Las y los amigos, son quienes nos hacen el honor de recibirnos en sus casas, nos invitan a comer, nos pasean, nos agasajan, nos comparten con otros amigos o con la familia.

A todos y a todas, una vez más, gracias por ser amigos/as, gracias por contar conmigo. Gracias por aceptarme.

Déjenme decir --sin caer en sensiblería-- que ¡les quiero mucho!



enigma

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