Tuesday, April 17, 2012

18 de Abril - En el recuerdo: Alicia

Esta foto, tomada el 10 de Noviembre de 2009, testifica la última vez que Alicia disfrutó la placidez bucólica del Meadowlark Park, en Virginia.

Era uno de sus lugares preferidos porque Alicia amaba las plantas y las flores, y ese parque es un derroche de flores que cambian en cada estación, y que están agrupadas por su tipo, y clasificadas.

Uno se educa yendo a ese parque y además disfruta la belleza de la naturaleza en todo su esplendor.

Alicia para entonces ya llevaba más de un año de luchar con su enfermedad, pero ahí estaba, con su espíritu siempre en alto, con su voluntad de salir, de estar en contacto con la naturaleza, de deleitarse con los colores, el aroma de las flores y el paisaje.

En mi soledad, en la casa que habitamos juntos por los últimos 14 años, Alicia sigue presente de muchas maneras. El orden de las cosas y su distribución en el hogar, no han sido mayormente alterados.

Muchas veces me encuentro con escritos de ella, o con un libro, o un documento...y no puedo evitar que se me haga un nudo en la garganta. Y aunque este 18 de Abril, se cumplen dos años de su desaparición física, su presencia sigue estando y continúa siendo fuerte en un montón de cosas. Cosas que a veces me sacuden el corazón hasta las lágrimas, y no puedo evitarlo.

Son momentos puntuales, pequeños, pero tremendamente emotivos. La soledad contribuye a acentuarlos aún.

En cierta medida, su partida a la eternidad se me hace como cuando alguien se va de viaje. Todo queda como estaba o más o menos, todo sigue un ritmo, un orden, de alguna forma, aunque la persona no está, su presencia sigue vigente. Así con ella.

Yo la visualizo desde la perspectiva hogareña, de nuestro matrimonio. Pero es de total justicia evocar y recordar a Alicia como la gran educadora que fué. Una educadora que amaba tremendamente su vocación, su tarea, los niños que estaban a su cuidado. Una maestra --luego directora de escuela-- con un sentido de responsabilidad. disciplina personal, esfuerzo por formar generaciones, pero sobre todo, dedicacion, entrega, amor por su actividad y profesión.

Ya abuela, seguía su labor educativa aquí en Estados Unidos, hasta que llegó un momento en que dijo: basta. Es suficiente. Quiero descansar, quiero hacer otra cosa, son muchos años dedicados a una tarea que es absorbente y agotadora. Y reconoció que su edad ya no era la adecuada para seguir ejerciendo esa delicada tarea con los niños.

Su último trabajo fue en una tienda que vende artículos para futuras mamás. Y disfrutó mucho de esa labor, a la par que era una excelente vendedora. Pero para ella la parte que más le agradaba era que aquellas mujeres jóvenes que habían ido a buscar prendas de vestir durante su embarazo, luego volvían para mostrarle a ella las criaturas que habían nacido. Ese era su particular disfrute. Y cuando regresaba a casa tenía anécdotas para contar de las madres o de las abuelas, que llevaban a sus nietitos para que les conociera.

Alicia, mujer inteligente, de temple, de gran corazón, fue un puntal en el hogar, y la mejor madre que pudo haber tenido nuestro hijo, tanto cuanto la mejor abuela que pudo haber tenido nuestro nieto, al cual adoraba.

Hoy aún me cuesta aceptar que nos dejó para siempre, porque fue una partida totalmente inimaginable, y prematura. Algo que no debió pasar.

El haber estado con ella hasta su último hálito y haber hecho por ella todo lo que estuvo al alcance, y haberle cuidado en las etapas más crueles de su enfermedad, son mi único consuelo.

Y la mejor compensación que tuve, fue cuando a una semana de su fallecimiento, ya casi no pudiendo hablar, me hizo seña de que me acercara, y susurró a mi oído: "I love you" y nos besamos.

La calidad de persona de Alicia, su impronta como ser humano, y su amor por la familia, permanecerán para siempre conmigo, así como con todos quienes tuvieron el privilegio de conocerla.



enigma
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