Lo que me pasó hace un par de semanas fue único.
Todo comenzó en Facebook, donde un ex corresponsal de la Voz de América recordó a algunos compañeros de tareas. Yo compartí su publicación en mi muro.
Ese recuerdo me hizo pensar en muchos otros colegas que no fueron nombrados, y uno de ellos era Juan Sagranichiny. Un argentino que por años trabajó casi al lado mío, pues teníamos nuestro cubículos conectados.
Juan –entonces— era muy conocido internacionalmente, pues junto a Mercedes Antezana (boliviana), llevaba adelante un programa muy escuchado en toda América Latina, llamado “El Club de Oyentes”.
Y Juan muy frecuentemente cantaba las palabras de una música que yo desconocía por completo. Decía “Yo también soñé…” y quedaba ahí.
No sé por qué, mi padre vino a mi memoria, con su referencia a una película argentina “de aquellos tiempos”, titulada “La muchachada de abordo”, y una canción “Puerto Nuevo”.
Busqué en YouTube, e increíblemente encontré “La Muchachada de Abordo”, y ahí hay una marcha, pero no tenía nada que ver con la que mi padre cantaba cuya melodía yo recordaba.
Entonces, busqué por Puerto Nuevo, y para mi satisfacción, la película empieza justamente con la música cuyo recuerdo data de cuando yo tenía 4 o 5 años de edad.
Esa música está interpretada por Charlo (Carlos José Pérez de la Riestra), nacido en Guatraché, La Pampa, el 7 de julio de 1905 y fallecido en Buenos Aires, el 30 de octubre de 1990.
Charlo cubrió toda una época del tango argentino. Él mismo letrista, compositor de música y músico que ejecutaba el piano, la acordeón, la guitarra y el violín.
Recuerdo que mi tía Violeta –hermana de mi padre—una vez fue a ver a Charlo en una presentación que hizo en Montevideo, y se le pudo acercar para decirle “Charlo, sos divino”, cosas propias de fanáticos. Esa era una anécdota que ella misma contaba y de la que se ufanaba.
Y bien, vi la película Puerto Nuevo, y para mi asombro me encontré a Charlo cantando “Yo también soñé”. Ahí supe de dónde venía aquella tonada que Juan repetía todos los días y varias veces al día. El hallazgo me provocó una sonrisa.
Pero hubo otra cosa…gracias a YouTube y a la “magia” de la Internet, mis ojos vieron lo que los ojos de mi padre y mi madre pudieron ver en 1936, cuando se estrenaron “La muchachada de abordo” y “Puerto Nuevo”. Y eso me provocó una gran emoción.
Nunca me había sucedido antes algo así. Y una música fue el hilo conductor de una experiencia totalmente diferente.
De alguna manera, a través de esas películas, y sobre todo de Puerto Nuevo, con su canción tan pegadiza, me reencontré con mis queridos padres, ambos fallecidos.
Milton W. Hourcade
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