Wednesday, April 27, 2011

El luto golpea otra vez

Ser amigos ¡importa mucho! Es parte fundamental de esta existencia.

Yo tengo por mis amigas y amigos un cariño muy especial, que va mucho más allá de un trato honesto, sincero y respetuoso.

Con ellas y ellos comparto la vida misma, penas y alegrías.

A veces las cosas más personales, esas que ni la familia sabe. Porque una base esencial de la amistad es la confianza mutua. Una cofianza total.

Amigas y amigos son quienes prometen y cumplen. Quienes actúan de acuerdo a la palabra empeñada. Quienes reconocen sus propios errores, y quienes nos aceptan con nuestros déficits, y a pesar de todo eso, nos seguimos queriendo fielmente.

Amigas y amigos son quienes no borran con el codo lo que escribieron con la mano.

Quienes asumen responsabilidad por sus dichos y sus hechos, y saben que cuando se dicen y hacen cosas, todo ello tiene lógicas consecuencias.

Por eso somos amigos, y nos sentimos permanentemente compenetrados de nuestras cosas.

Y para ello no cuenta la distancia geográfica.

Somos amigos en las buenas y en las malas. Somos amigos para sostenernos mutuamente, para ayudarnos en cuanto podamos, para apoyarnos recíprocamente.

Esta mañana, un gran amigo, Germán Vázquez, me escribió desde Montevideo, Uruguay, y me confió que era al primero a quien se dirigía --luego de comunicarse con familiares-- para dar cuenta del fallecimiento a la cero hora de este miércoles 27 de Abril, de su esposa.

No hesito señalar cuan honrado me sentí por la opción hecha por mi amigo al comunicarme la infausta nueva.

Y recorrió por mi cuerpo como una electricidad, y quedé por un buen rato consternado, hasta que me decidí a escribirle unas breves líneas. Pero luego reflexioné y sentí que desde mi propia experiencia de haber perdido a mi esposa, tenía algunas cosas más que decirle.

Pero entre medio, me pregunté qué podía hacer desde aquí, desde Virginia. Y entonces comuniqué la noticia a dos grupos fundamentales de amigos comunes, con la esperanza de que ellos acompañen en esta hora a mi amigo, cosa que desearía poder hacer yo en persona.

Conocí a Nibia Reinaldo cuando mi amigo y ella eran novios. Asistí a su casamiento. Y luego les acompañé a lo largo de su vida en diferentes instancias.

Hoy ella goza de la paz eterna. Pero queda mi amigo, ahora repentinamente sin su esposa, quien sufrió un ataque cardíaco.

Y en la angustia de no poder estar en Montevideo con él, su luto me golpea fuerte, por cuánto apreciaba a su señora y cuánto le quiero a él.

Asumo en buena medida como propio su dolor en esta hora, en que sé que no hay palabras que puedan brindarle consuelo.

Y esta circunstancia tan triste, una vez más me hace pensar en que vivimos por la gracia del Ser en Si, y que no sabemos a ciencia cierta, si este día, si este momento en que estamos vivos, puede ser el último.

Eso me hace recordar las palabras del Maestro de Galilea, Emmanuel (Jesús) cuando dijo: "bástele a cada día su propio afán".

Vivir, vivir intensamente el presente, vivir cada día como si fuese el último, es una clave que nos sirve para seguir andando, en el hoy, y Dios mediante, en el futuro.

Por eso, si has de trabajar, trabaja hoy. Si has de descansar, descansa hoy.Si has de viajar, viaja hoy. Si has de pedir perdón, pídelo hoy. Si has de reconciliarte, reconcíliate hoy. Si has de amar, ama hoy. Mañana...puede ser demasiado tarde.

Y más allá de la partida del ser querido, amigo Germán, la vida continúa. Es este presente inmediato en que te ves envuelto en un sinnúmero de trámites, y en que te verás con mucha gente que se acercará a ti con una expresión solidaria.

Pero son las semanas, y meses y años por venir. Es ese futuro inmediato y mediato, en que el hay que pensar, sentir, planear, y vivir.

¡Porque la vida continúa!

enigma

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