Friday, April 22, 2011

"Hagan ESTO en memoria de mi"


Reflexión del Viernes Santo

Emmanuel (que quiere decir "Dios con Nosotros", más conocido como Jesús) nació y creció en el contexto del pueblo hebreo, y se conducía como tal, pero oponiéndose a toda hipocresía, y llevando su fé en el Ser en Sí hasta sus últimas consecuencias.

En esta semana, que para los hebreos tiene un significado muy especial, pues recuerda y conmemora la salida de la vida en esclavitud en Egipto, iniciando un éxodo de muchos años, hasta llegar a la tierra prometida, Emmanuel también se reunió con sus discípulos para celebrar la pascua. El Pésaj, que significa esencialmente, el pasaje de la esclavitud a la libertad.

Aquel fue un pasaje geográfico, en la dimensión física del traslado de una tierra y el camino hacia otra.

Emmanuel plantea un nuevo pasaje: del ser humano viejo al ser humano nuevo.

No es un pasaje colectivo, sino individual.

No es un pasaje en la dimensión espacio, sino en la dimensión tiempo.

Y el Maestro lo enseña con su propia vida, muerte y resurrección.

Es decir, integrar lo más posible la presencia Divina en nosotros, de tal manera que sin temor, asumamos una causa justa --la suya fue volverse contra la corrupción de las prácticas religiosas de su tiempo-- para estar dispuestos si es necesario a dar nuestra propia existencia por esa causa. Sabiendo que si la semilla no cae a tierra, nada germinará ni brotará de ella.

Esa es la nueva Pascua, el nuevo Pésaj que Emmanuel plantea y trae. Esa Pascua requiere honestidad, sinceridad de propósito, disponibilidad al sacrificio.

Sin duda, es ofrecida a todos, pero no todos son capaces de asumirla, de hacerla suya.

Cuando las iglesias celebran la Eucaristía --la acción de gracias congregacional por el acto salvífico del Ser en Si (Dios) en la persona de Emmanuel-- recuerdan las palabras y el acto simbólico que Él le confiere al pan que es partido, y al vino.

En la celebración de la nueva Pascua que Emmanuel propone y emblemáticamente la hace suya personal, la Escritura relata:

"Jesús tomó pan y bendijo, lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esta es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada." (Mc. 14:22-24)

Pero sería pueril, cuasi absurdo, caer en el reduccionismo de pensar que la celebración de la Eucaristía, se agota en sí misma como la recordación fiel de lo que hizo Emmanuel. (la particular interpretación que le da el apóstol Pablo, que por supuesto, no era discípulo cuando Emmanuel celebró la Pascua).

Las famosas palabras de Pablo en su primera epístola a los Corintios, Cap. 11, vs.24 y 25 "Hagan esto en memoria de mi", que se utilizan en el ceremonial de la Eucaristía, no significan meramente comer del pan y beber del vino, como acto recordatorio.

Porque Emmanuel instituye un nuevo pacto al celebrar la Pascua. Y por ese pacto estamos muertos con Él y resucitamos con Él, si somos de Él y no del mundo y la mundanalidad.

Es un pacto que demanda nuestra entrega total a Él, en lo que Él representa, o sea, nuestra propia, personal e intransferible decisión y disponibilidad al sacrificio por otros, en bien de todos.

Ese es el "esto" de la Eucaristía.

Hagan esto significa entonces, asuman cada uno de ustedes su propia cruz, como yo lo hago.

Y para ello se requiere un corazón de cera, y un alma de hierro.

Ser verdaderamente discípulo de Emmanuel (Jesús), no es para multitudes, sino para unos pocos, muy pocos, para aquellas y aquellos que están dispuestos a sacrificar sus vidas por una causa noble, cual Él lo hizo.

Esa es nuestra Pascua personal, nuestro propio pasaje del ser que fuimos al ser que somos, la transformación de nosotros mismos (metanóia).

Ese es el fenómeno que suele llamarse la "conversión", y la nueva vida en Cristo.

¡Bendiga el Padre celestial a todas y todos aquellos en en estos mismos momentos, se unen de corazón a Emmanuel en el sacrificio diario de sus vidas!

enigma

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