¡Ah, si yo te contara!
Si yo te contara qué triste, a veces deprimente, y permanentemente insostenible se me hace la soledad.
Si yo te dijera de las horas y horas que añoro estar contigo, poder platicar contigo, tener tu presencia junto a mi.
Si yo te contara cómo todo a veces me parece un sinsentido, si no lo vivimos juntos.
Si yo te dijera que te extraño a mares, y que quisiera ya estar contigo donde tú estás.
Si de algo estoy totalmente convencido es que en lo personal, no estoy hecho para vivir en soledad. Entonces la soledad es mi enemiga declarada número uno, es el desafío a vencer, es la situación a superar, es lo que tiene que cambiar.
Y me urge cambiar esta situación. Realmente me urge.
No se trata de estar con cualquiera, sino con la compañía idónea.
Entonces es cuando lo cibernético no alcanza. Entonces es cuando ni correos electrónicos ni chats pueden sustituir la presencia humana concreta, real, al lado de uno.
Entonces es cuando más siento necesidad de ti.
De tí que estás lejos, haciendo tu vida. De ti que no puedes venir. De ti que debes revolucionar tu existencia para estar conmigo definitivamente.
Sé que es dificil, pero también sé que es posible.
En el plano humano, no hay imposibles.
Todo depende de voluntad y decisión. Y ambas están a la mano, ¡basta ponerlas en acción!
Mientras las manecillas del reloj continúan su incesante tic-tac, yo espero alerta, atento, anhelante…pero…mi espera tiene también un límite.
El límite razonable de lo que significa esperar en tanto algo está sucediendo, a diferencia del esperar ilimitado sin que nada suceda.
El primero tiene sentido, el último es un sinsentido total.
Y ésto…amigas y amigas, es nada más que una reflexión en voz alta.
Entre tanto, les dejo con la música que diera inicio a todo...Ernesto Cortázar, e Isla Solitaria.
enigma
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