Me gustaría compartir con ustedes lo que pienso y siento que significa el amor, lo que abarca el estar enamorado.
Todos estamos de acuerdo que principia por ser un sentimiento, un sentimiento intensísimo, profundo, que se arraiga cada vez más, que en cierta medida nos transforma.
Y ese sentimiento va acompañado de gestos y vivencias que la pareja se depara. Los abrazos, los besos, las caricias, las palabras dulces, las miradas confidentes, el romance, los momentos exquisitos.
Pero si todo quedara allí, estaría incompleto. Porque el mismo sentimiento arrobador nos lleva a mucho más que eso. Nos lleva a darnos al ser amado.
Darnos en nuestro tiempo, en nuestro pensamiento, en nuestra acción.
Es asumir a la otra parte, al otro ser plenamente, y por tanto hacer de su peripecia humana, de su situación, de sus vicisitudes, de sus problemas, los nuestros, y procurar solucionarlos día a día, juntos, en forma conjunta. Jamás dejar que los viva y resuelva por si, sin contar para nada con nosotros.
Por el contrario, debemos buscar soluciones, debemos asumir nuestra cuota concreta y real de responsabilidad, porque eso es amar. Porque ahí verdaderamente, en hechos concretos y ante temas muy específicos, demostramos que en nosotros ciertamente existe amor.
Y tal vez, este aspecto, que significa compartir la vida en su día a día, sea el más importante de todos. El que hace que la otra persona verifique cuándo realmente le amamos, cuánto nos importa, cuán parte de nuestra vida se ha constituido al punto de ser insoslayable e insustituible.
Y yo personalmente hallo que en eso radica la felicidad humana.
No en no tener nunca problemas a resolver, situaciones a veces muy lamentables por las que pasar, pero saber que no se está solo, saber que hay alguien que late al unísono, saber que hay alguien que se preocupa, que está al tanto, que busca soluciones, que nos sugiere y orienta, alguien en quien podemos confiar y descansar, eso me parece fundamental.
Eso me parece que es la constatación práctica del amor.
Eso se convierte en la demostración palmaria de que cuando decimos “te amo” no estamos simplemente mencionando una especie de “entelequia” que sólo apunta a la hermosa vivencia del romance. Estamos apuntando a una experiencia de vida, de con-vivencia, de vida en conjunto, y eso es la ratificación más clara y hermosa del sentimiento del amor.
enigma
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