A lo largo de mi vida me ha tocado pasar por algunas intervenciones quirúrgicas. Pero si todas tuvieron un común denominador es que jamás estuve solo.Mis padres primero, mi esposa y mi hijo después, me llevarían al lugar de la operación, aguardarían los resultados, me acompañarían en la recuperación, y me prodigarían los cuidados necesarios.
Esta vez, --alguna tiene que ser la primera, y yo espero sea la única-- me operaron hace apenas dos días, y me estoy cuidando solo.
Una amiga fue a buscarme al lugar de la operación y me transportó a casa. Y luego aquí, permanecio varias horas aguardando ver cómo reaccionaba a la pérdida de la anestesia. Luego se fue.
Una vecina ha tenido la gentileza de venirme a ver por si necesitaba algo.
Pero a nadie le he tenido que pedir nada especial, e increíblemente me las estoy arreglando solo, aún en un día como hoy en que me pude duchar por vez primera luego de operado, quitar las vendas, ver la herida, higienizarla, y volverla a cubrir con gasa y almohadilla esterilizadas, para protegerla.
Todo está bien, pero realmente me considero un valiente haciendo esto. No es para cualquiera y no se lo deseo a nadie. No es agradable estar convalesciendo y tenerlo que hacer solo.
Estoy en estas circunstancias desde el fallecimiento de mi esposa, el pasado mes de Abril.
Mi hijo y su familia viven distantes en otro Estado, y no pueden dejar de atender sus obligaciones.
Y por otra parte el cuadro no es delicado como para haber contratado a una nurse acompañante.
Asi que me voy arreglando, pero nunca creí que me iba a tocar pasar por una experiencia como esta. Es realmente una aventura, algo así como un "reality show". Sin show, pero con tremendo realismo!!
Doy gracias al Ser en Sí que lo puedo hacer, y a familiares y amigos que desde lejos y desde cerca, me brindan su apoyo emocional, y concreto.
enigma
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