Yo no confío esencialmente en los seres humanos, como merecedores de una confianza última. Ni en mi mismo confío en ese extremo.
Y no confío en mi mismo porque me sé imperfecto, porque cometo errores, de cálculo, de apreciación de situaciones, de conceptos. Soy simplemente humano.
Mi confianza final siempre está puesta en el Ser en Sí (comúnmente llamado Dios).
En su perfección total, nunca falla.
En su amor total, nunca nos abandona ni deja.
En su pacto con nosotros mediante la fe, nos sostiene, nos guía, nos aconseja, nos consuela, y renueva permanentemente el vínculo con Él.
Ayer escribía sobre la Esperanza. Y decía que basaba mi esperanza en el amor.
Por esencia misma, por definición: Dios es Amor. De él proviene esa bendita fuerza capaz de sobrepasarlo todo, de envolvernos y de transformarnos.
Es por Su amor que nosotros amamos. Es por Su amor que nos sabemos bendecidos. Es por Su amor que perdonamos y nos reconciliamos, porque Él lo hizo primero con cada uno de nosotros.
Es por Su amor que aprendemos a vivir, a valorar al prójimo, a aceptarle con sus virtudes y defectos, como El nos acepta a nosotros.
Por eso, confío en el poder renovador, recuperador, resucitador, del amor. En eso pues, baso mi esperanza.
Y puedo decirles, amigas, amigos, con gratitud inmensa en mi corazón, que el Ser en Sí no nos falla, escucha y responde nuestras oraciones, y su respuesta llega a veces como el relámpago que ilumina el cielo en la noche: repentina e imponente.
La esperanza basada en el amor da sus frutos. La paciencia, la templanza, la tolerancia, pero por sobre todo la persuasión que da el amor mismo obrando en uno, hace que las situaciones, las personas y todo lo que nos rodea cambie.
Al cumplirse este domingo 11 de Septiembre, el décimo aniversario del ataque terrorista a Estados Unidos, ruego que el amor del Ser en Sí, y la renovada fe, esperanza y confianza en Él, sean la mayor bendición para este pueblo, y especialmente para quienes estarán recordando a quienes partieron a la eternidad, en ese día tan nefasto para esta gran nación.
Que actos e iniciativas de amor, solidaridad humana, bien a otros, sea la mejor respuesta de familiares, en honor a quienes el 11 de Septiembre de 2001 perdieron sus vidas. Así se ha hecho, y así se sigue haciendo. Este pueblo ha mostrado capacidad de resistir, de no derrotarse, de superar la tragedia y de transformarla en múltiples iniciativas todas ellas positivas. Iniciativas de amor.
enigma
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