Friday, September 9, 2011

ESPERANZA...

Toda esta semana fue de intensísima lluvia aquí en Virginia, EUA, con lugares totalmente inundados, con caminos y rutas anegados que no daban paso, con un tráfico por lo tanto enredado y confuso, especialmente en horas de la noche.

Muchos accidentes, algunos muertos. Consecuencia de la tormenta tropical Lee.

Pero uno sabe por experiencia que después de la tormenta va a volver a brillar el Sol. Que las nubes van a pasar, que el cielo se va a abrir, y que despuntará una mañana hermosa, cálida, agradable.

Es aquello de "siempre que llovió, paró".

A veces pasamos por tormentas de nuestra existencia, y cuando estamos en medio de ellas, nos decimos "no hay mal que dure cien años" y tratamos de cobrar ánimo y seguir adelante, pero mientras tanto hay cosas que nos duelen y nos hieren mucho. Especialmente cuando manifiestan un deliberado propósito de hacernos sufrir, y no tienen punto de comparación con la razón por la cual esos daños pueden sernos infligidos.

Y es en medio de esas tormentas de la vida, cuando lo importante es tener y conservar la esperanza. Como la tormenta que va a ceder lugar a un cielo abierto, despejado, y al Sol.

Pero ¿en qué basar la esperanza?

Personalmente, la baso en el amor. En esa fuerza poderosísima, más que ninguna otra, que es capaz de doblegar ánimos encrespados, enojos fastidiosos, rencores y despecho, en favor del diálogo franco, sincero, pero respetuoso. En favor de sincerarse con cariño, en favor de reconciliarse, y abrir un cielo imaginario, inundado por los rayos del sol.

Es la esperanza en el ser humano en tanto no se deshumanice. Es la esperanza en la sensibilidad, la compasión, la ternura y el cariño que la otra persona es capaz de desarrollar y prodigar, aguardando surjan de ella y broten como el agua fresca de una fuente. En el fondo: la esperanza va paralelamente a la confianza que tenemos en la otra persona, en tanto le reconozcamos dotes y cualidades valiosas.

Apostando a esas cualidades es que podemos tener esperanza. Es que esperamos que el diálogo no se va a romper, y que va a ser no un monólogo lleno de reproches, sino un diálogo inteligente y constructivo. Pero por sobre todo, un diálogo a corazón abierto. Un diálogo donde fluyan sin temores y sin reparos, los más nobles sentimientos. Un diálogo, en fin, que busque el entendimiento y la paz.

Por eso espero, con esperanza. Porque hago una apuesta a los valores que nutren e integran al otro o la otra, a la persona con quien tengo que dialogar. Y espero sea un diálogo de corazón a corazón.

Entre tanto...creo que cuando se ama, de verdad, profundamente, no es una mera cuestión de dopamina en el cerebro como algunos materialistas pretenden. No es la dopamina la que despierta los sentimientos, sino éstos los que provocan la liberación de dopamina.

Valga la comparación, el amor es como el chocolate. Provoca la liberación de dopamina en el cerebro, ¡por eso nos gusta tanto!.

Y tampoco por la misma razón, comulgo con los materialistas que consideran que un amor intenso, auténtico, puede terminarse a los tres años. Me parece que esos individuos confunden amor con pasión. Yo admito que la pasión inicial vaya cediendo terreno y que a los tres años de una relación, se estabilice y no tenga el ímpetu arrebatador y arrollador de un principio. Es lógico después de todo. ¿Pero que el amor se termine? No. De ninguna manera. Cuando el amor es tal jamás se termina. Se transforma, conocerá múltiples etapas, pero siempre permanecerá como el núcleo, como la esencia de todas ellas.

Un autentico amor, jamás puede morir.

Los desencuentros, los desacuerdos, los malentendidos, los errores cometidos, todo ello puede estar en el medio pero se perdona, se supera, y se sigue hacia adelante. Porque la otra persona nos es vitalmente necesaria, porque no podemos concebirnos sin ella, porque....¡porque la amamos!

Y esa es la verdad primera y final. Eso es lo que cuenta. Eso está en el núcleo de todo.

Con sinceridad lo digo: yo lo entiendo, lo siento y lo practico así. En mi, no puede ser de otra manera.



enigma

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