Lo recuerdo como si fuese hoy.
Estaba en Montevideo ---Uruguay--- en mis vacaciones. Fue hace tres años. Solia frecuentar una parrillada cerca de mi apartamento, donde me había hecho amigo del parrillero y siempre se daba la ocasión de una charla informal con otros parroquianos.
A veces de fútbol, a veces de política, y otras de chistes.
Pero hubo una vez en particular, en que éramos sólo tres hombres, el parrillero, otro señor -de mediana edad- y yo.
Y surgió el tema de las mujeres, y las relaciones, y el amor.
Y entonces yo dije algunas cosas --similares a las que he volcado en este blog-- y el otro cliente, se puso muy serio, y dijo: "El que diga que por amor no se sufre, no sabe lo qué es estar enamorado. El que no lloró por amor, nunca estuvo enamorado."
Y yo le refrendé ambas frases, y le dije que estaba totalmente de acuerdo.
Que yo lo sabía por experiencia propia, y que coincidía con él.
Si alguien dice estar enamorado o enamorada, de una persona, y en ningún momento de la relación ha sufrido, y derramado lágrimas por esa persona, entonces no hay amor.
Y si hay amor, se busca la comprensión, el entendimiento, el superar malentendidos o discrepancias, porque lo fundamental está ahí, y sigue ahí. ¡El fuego del amor no se apaga!.
El otro o la otra a quien amamos, está ahí, y lo sentimos nuestro o nuestra, y no queremos bajo ningun punto de vista perderlo o perderla porque forma parte de nuestra vida misma. Porque ya no podemos concebirnos sin la otra persona. Porque hay una historia que nos une, porque hemos ido profundizando el conocimiento mutuo, y porque no nos tracionamos, no nos jugamos una mala pasada, no jugamos con los sentimientos. Porque nuestra honestidad nos lleva a no mentirnos, pero además, a decirnos las cosas de frente, pero...con amor, no rompiendo la relación, no destrozándola, no aniquilándola.
Si hacemos lo último, es que nunca hubo amor. Tal vez un entusiasmo pasajero, tal vez una especie de deporte romántico, pero no amor.
Claro está, que el amor puede terminarse si una persona maltrata física o psicológicamente a la otra, porque eso es intolerable. Pero, una vez más, no cabe que haya un maltrato de ningún tipo, ni físico, ni psicológico, ni verbal, si hay amor en la pareja, porque ninguno de los dos va a querer herir, dañar, estropear, hacer sufrir a la otra parte.
Casos de esos, extremos, se dan cuando puede haber de una de las partes, cualquier cosa, pero no amor. Tal vez sólo una atracción física, tal vez sólo pasión. Pero eso no es base para un auténtico romance y el gozo del amor de la pareja.
Lo que sí puede ocurrir es que haya alguna discusión, puntos de vista diferentes sobre un episodio puntual que afecta momentáneamente la relación de la pareja, pero que --repito a riesgo de resultar tedioso-- si hay amor, no puede terminar con el vínculo más intenso y más fuerte que les une y que tiene que llevar a ambos (no a una sola de las partes, sino a ambos) a entenderse, comprenderse, perdonarse, reconciliarse, y con más ganas, y con más impetu, y con alegría, seguir adelante.
Son lecciones de vida. A veces cuesta aprenderlas, pero valen la pena.
Ojalá que si alguien está viviendo alguna situación triste, pueda superarla cuanto antes, para que vuelvan a brillar sus ojos, para que vuelvan a mirarse mutuamente y embelezarse, para que tomándose de las manos se acerquen lentamente y se fundan en un beso tierno y prolongado.
enigma
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