Monday, June 18, 2012

19 DE JUNIO: ¡¡¡ARTIGAS!!!

Cuando uno culminaba la Escuela Primaria en Uruguay, tenía una imagen agigantada pero a la vez imprecisa de José Artigas. Hoy no sé si acaso los alumnos tendrán imagen alguna.

Héroe de la Banda Oriental, Artigas se resumía en 4 o 5 frases célebres que se repetían cada año al conmemorar el 18 de Mayo la batalla de Las Piedras, y al celebrar el 19 de Junio, la fecha de su natalicio en 1764.

Artigas será el rebelde Blandengue que se volverá contra el conquistador español, procurando la independencia y llevando adelante –circunstancia excepcional—las ideas federales generadas en la Revolución Americana, influido por la lectura de “El Sentido Común” de Thomas Paine, y las ideas del Contrato Social, de Jacobo Rousseau.

Fue recién en los cursos pre-universitarios, cuando tuve la fortuna de tener como profesor a un gran historiador uruguayo, Edmundo Narancio, que pude realmente tomar contacto con la grandeza de ese hombre sencillo, humilde, y auténtico caudillo, visionario del mejor deseo y futuro para su Protectorado de entonces, que fue el General José Artigas.

Su ideario, sus Instrucciones del Año 1813 a los Diputados de la Provincia Oriental, basadas en textos de la Constitución de Estados Unidos de Norte América, además de las Constituciones y declaraciones de algunos Estados, como la Declaración de Derechos de Massachusetts, las Constituciones de Nueva York, Nueva Jersey, Pennsylvania, entre otros, constituyen un instrumento de alcance político indiscutible.

Artigas, proclamado Protector de los Pueblos Libres, quiso para el Sur una federación, sin la preponderancia o el dominio de una Provincia sobre todas las otras, sino en verdadero pie de igualdad. Esa fue la idea que gestó la Liga de los Pueblos Libres (o Liga Federal) en 1814.

Su Reglamento de tierras de la Provincia Oriental para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados, de 1815, destaca la visión económica y de proyección social de Artigas, basándose en las consideraciones de los técnicos de entonces como Félix de Azara.

Ese reglamento, leído como acostumbra a hacer cierta gente, en forma miope y sesgada, se ha pretendido que pasara a la historia por el concepto vertido en el artículo sexto que expresa que una vez revisados los terrenos disponibles, se darán de tal manera que “los más infelices serán los más privilegiados” y añade el artículo: “En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad, y a la de la provincia.

El reglamento exigía responsabilidad en la tenencia de esas tierras, demandaba hombría de bien. No eran dadas como dádiva a desgraciados que llevaran vidas delinquiendo, y que no trabajarían sino que estropearían cualquier bien que se les diera.

Tan es así que el mismo Reglamento indica en su artículo 11: “Después de la posesión serán obligados los agraciados por el señor alcalde provincial o demás subalternos a formar un rancho y dos corrales en el termino preciso de dos meses, los que cumplidos, si se advierte la misma negligencia, será aquel terreno donado a otro vecino más laborioso y benéfico a la provincia.” Claramente, el atorrantismo y la negligencia eran castigados con la pérdida del terreno, y se daba un plazo perentorio para hacer los trabajos necesarios.

El Reglamento añadía en el artículo séptimo de este reparto de tierras: “Serán también agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos. Serán igualmente preferidos los casados a los americanos solteros, y estos a cualquier extranjero.”

Hay un estupendo sentido de justicia social y de responsabilidad de gobierno para con los gobernados.

Pero si algo recorre el Reglamento desde el mismo comienzo, es el sentido de orden. No hay nada anárquico, ni a la sazón, ni improvisado. No hay tolerancias a la vagancia, y a la criminalidad.

El artículo primero del Reglamento demanda “velar sobre la tranquilidad del vecindario”. Algo que el actual ministro del Interior, Eduardo Bonomi, y los que le precedieron bajo el actual “gobierno” uruguayo, no han sabido entender y menos hacer realidad.

El artículo 27 establece una magnífica fórmula a aplicar a los actualmente llamados “ni-ni”, esos jóvenes vagos que ni trabajan ni estudian, y a los que el “gobierno” actual aún les da dinero, fomentando así la vagancia.

Dice el artículo 27: “Los destinados a esta comisión, no tendrán otro ejercicio que distribuir terrenos y propender a su fomento, velar sobre la aprehensión de los vagos, remitiéndolos o a este Cuartel General, o al gobierno de Montevideo, para el servicio de las armas. En consecuencia, los hacendados darán papeletas a sus peones, y los que hallaren sin este requisito, y sin otro ejercicio que vagar, serán remitidos en la forma dicha.”

A su vez, esto se ve completado por el Artículo 29 que indica: “Serán igualmente remitidos por el subalterno al alcalde provincial cualquiera que cometiere algún homicidio, hurto o violencia con cualquier vecino de su jurisdicción. Al efecto lo remitirá asegurado ante el señor alcalde provincial y un oficio insinuándole del hecho. Con este oficio, que servirá de cabeza de proceso a la causa del delincuente, lo remitirá el señor alcalde provincial al gobierno de Montevideo, para que este tome los informes convenientes, y proceda al castigo según delito.”

¡Vamos a hacer vigente a Artigas hoy!!

Este es un llamado para los orientales dignos y honestos que aún habitan Uruguay.

La versión miope, maniquea y totalmente reducida del Reglamento, no hace justicia al alcance del mismo y realmente lo traiciona en su misma esencia.

Artigas, entregado totalmente a la lucha por la independencia, tendrá el respaldo del pueblo de la Banda Oriental cuando rechazando un armisticio que les dejaba sujetos a manos de los españoles, Artigas emprende una retirada hacia el Norte, que será seguida por unas 16 mil personas, que abandonando todos sus bienes, o quemando sus casas, van en carretas y carretones, o a caballo, en un desfile imponente por su significado y consecuencias, conocido como el Éxodo del Pueblo Oriental, y llamado “la redota” por una mala pronunciación de la palabra “derrota”.

Es justamente de esta rebeldía contra un pacto que traicionaba las mejores aspiraciones de quienes habían luchado por la independencia y la libertad, que surge el sentimiento de la orientalidad.

Se diría, que el Éxodo es el primer acto histórico en que la Banda Oriental se manifiesta por sí misma en contra de acuerdos hechos por jerarcas que habían pactado con los españoles, y hasta habían permitido la intervención británica.

Un acontecimiento histórico que les distingue y les diferenciará para siempre.



enigma

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