Sunday, March 8, 2015

En el DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Dijo el psicólogo a su paciente: ¿cuando digo "mujer" en qué piensas?
Y...--contestó el muchacho-- "en una hembra con tremendo cuerpo, de esas que a uno lo dejan acalambrado"...

El psicólogo disimuló una sonrisa que fue inevitable, y prosiguió: "pero piensa más a fondo en el tema....piensa en tu madre...en tu hermana...en las amigas que tienes..." 

Fue ahí cuando el escenario mental del jóven paciente se dio vuelta...ahora debía considerar a la mujer como ser humano. Respetable, a la que se puede querer enormemente, a la que se puede ayudar, con la cual dialogar, la que se sacrifica por uno, la que nos quiere tanto...

Salgamos del consultorio del psicólogo, y sí, la palabra mujer nos evoca a nuestra madre, luego a nuestra esposa, luego a hermanas, primas, sobrinas, nietas....y así podríamos seguir.

Allí cada una de ellas guarda un lugar en nuestro corazón. Cada una de ellas es parte de nuestra vida y de lo que somos. Especialmente la madre.

Pero cuando nos conducimos en sociedad, olvidamos todo eso. Y la mujer es esa hembra cuyas curvas nos exita, y que quisiéramos hacerla nuestra. O es la que en la empresa está bajo nuestras órdenes, y le exprimimos su capacidad de pensar y hacer, recargándole de trabajo, y no pagándole acorde a su talento y dedicación. Manteniéndole por años como contratada, en vez de presupuestarla y asegurarle derechos mínimos, como su salario vacacional, su seguro médico, y...su derecho a retiro, o sea, el aporte jubilatorio.

Y eso, lisa y llanamente se llama explotación. Y desgraciadamente son muchas las empresas, y algunas muy poderosas, que proceden de esa manera des-humanizante e indecente. 

Pero hasta a nivel de los gobiernos, se da que la mujer, a igual trabajo que su congénere el hombre, recibe una paga inferior. 

Cuando no, la mujer es tratada como cosa, vendida como esclava, o traficada para terminar ejerciendo la prostitución en beneficio de un delincuente explotador.

Desde tiempos inmemoriales, la mujer ha sido considerada como de segunda clase. Por debajo del hombre --así la tipifica la misma Biblia-- y de ese fundamento "religioso" --que no es más que el fiel reflejo de la cultura de su tiempo, pero no de este tiempo-- la mujer sigue, bajo formas más sofisticadas o no tan notorias, siendo manipulada, usada, explotada.

Ni siquiera es respetada por los esposos, que se creen dueños de ellas, que les controlan, les imponen duras condiciones psicológicas de amedrentamiento bajo amenazas varias, o directamente acometen violentamente contra ellas, pegándoles, y hasta matándolas.

Ese machismo, que no es más que otra forma de explotación y de sometimiento de la mujer, es un mal muy difundido en el mundo aún. Un mal que hay que extirpar de raíz.

Pero si hasta en las libretas de matrimonio, se dice que "la mujer debe obediencia al marido"...¿y éste, qué?, ah, el machito le debe protección, con darle un techo, ¡casi que le basta!

La pareja actual no puede basarse en un desnivel según el género, ni en que uno deba obediencia y el otro ordena. Hoy hombre y mujer han de sentirse en un pie de igualdad, y son compañeros de vida para compartirlo todo, dudas, temores, riesgos, decisiones, fiestas, vacaciones, hijos.

Si la mujer ha de estar con un hombre, no tiene que ser por necesidad económica, por temor a quedarse sin techo, o por amenazas que éste le profiera. Ha de estar si le ama, y si del hombre recibe amor. Y la única razón y el único fundamento para que la pareja sea tal --casada o no-- es el amor. Si no hay amor, es mejor que la pareja termine de ser tal. 

La mujer liberada de hoy, es además la mujer que trabaja. Que con su esfuerzo, su talento y responsabilidad, se gana su salario con dignidad. 

Se dirá que a menos que esa mujer gane muy bien, no está liberada pues depende del marido para sustentar un hogar. Pero puede de pronto vivir sola, con mucho menos gastos, y ahi sí su salario le da. 

Si la situación se complica porque hay hijos, ya lo he dicho hasta el cansancio: si hay amor, armonía, paz, una enorme fuerza que cohesiona a los integrantes de la familia, entonces, reine la paz y la felicidad. Pero si hay discordia, disonancia, una relación dificil de sobrellevar, temores, inseguridad, una dependencia cada vez mayor, entonces lo que esa mujer tiene que hacer es buscar su auténtica libertad. Eso significa separación y divorcio. Lisa y llanamente. Y se va con sus hijos, ¡claro!.

Porque esa mujer tiene que tener presente que no está sola. Que están sus padres, y su familia que la han de amparar, de cobijar y sostener. Y están sus amistades que les quieren bien, y les van a ayudar. Y saldrán adelante.

Sí, aún hoy en día, en pleno Siglo XXI, la mujer tiene una lucha dura por delante por afirmar sus legítimos derechos como ser humano.

Yo felicito a todas las luchadoras en ese sentido. Yo aliento a que reclamen sus derechos en sus empresas, a que se hagan respetar en sus hogares, y a que sepan tomar decisiones meditadas, pero con firmeza, al nivel que sea necesario.

¡Salud mujeres!


enigma
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