Tuesday, March 17, 2015

NADA SUSTITUYE A LA RELACIÓN PERSONAL



Estamos ciertamente en la era cibernética por excelencia.

La comunicación fluye alrededor del planeta con la velocidad de un rayo. 

Alguien twitea algo especial, o porque es alguien muy conocido, y de pronto el Tweet se vuelve “viral”, o sea se contagia a nivel de miles en cuestión de minutos.

En Facebook, la comunicación es diferente, más personalizada, además, permite comentar lo que otros dicen, y entablar así diálogos que todos pueden ver. 

A ello se agregan los mensajes personalizados que sólo leen aquellos a quienes se los enviamos.

Por otro lado pululan los servicios de formación de parejas por Internet. Desde el ya famoso e-harmony hasta Christian Mingle, pasando por Match.com, OkCupid, y un largo etcétera. 

Para utilizar algunos de estos servicios, hay que pagar. Otros son gratuitos, todos básicamente ofrecen los mismo: la posibilidad de que mediante el filtro de una mayor afinidad encontremos a nuestra media naranja.

Pero…esos servicios tienen inconvenientes obvios. Las fotos de las personas pueden no ser actuales. Lo que la persona dice de sí misma siempre ha de ser muy bueno, pero puede estar muy lejos de la realidad.
Además, hay una frialdad imposible de vencer, en una relación que resulta muy artificial.

Diferente es cuando comenzamos un vínculo mediante correo electrónico, el cual podemos completar con grabaciones de sonido, fotos, chats, y que puede tener el ritmo, la frecuencia e intensidad que le queramos dar, según las circunstancias.

Ahí sí nos podemos conocer mucho mejor.

Pero, una relación no puede mantenerse teniendo como base fundamental un vinculo por Internet.  Hay que encontrarse. Hay que tener la impronta personal de quien nos atrae, de quien queremos conocer.

Encontrarse, abrazarse, mirarse a los ojos, decirse en silencio lo mucho que anida en el corazón, en un intercambio maravilloso de sentimientos, es algo esencial.

Y para eso la relación tiene que tener justamente ese elemento indispensable del contacto personal, caminar tomados de la mano, abrazarse, besarse, sentir crecientemente una pertenencia mutua que se busca, quiere y necesita.

En eso consiste un verdadero encuentro de dos seres. Y cuando eso ocurre, puede que sea como el estallar de fuegos artificiales, iluminando un cielo interior de anhelos, esperanzas, y proyectos, pero sobre todo, ese momento tan especial vivido juntos.

Esa misma relación personal, requiere permanencia, continuidad, constancia, a veces hasta significará algún sacrificio, pero vale la pena si el amor ha surgido. 

Todo puede estar a nuestro servicio para mantener un contacto a distancia con alguien. Pero la distancia es justamente el principal factor que hay que vencer, superar, anular. 

Y para eso, hay que estar dispuesto a mantener una relación estable, constante, con toda la fuerza y voluntad de hacerla realidad, porque nos hace felices.

Por eso, en definitiva, nada sustituye a la relación personal, al encuentro.

Y el gran peligro, es que si por causas de fuerza mayor, la misma no puede sostenerse, al final la relación se va agotando y se termina.

Así que amigas, amigos, si creen haber encontrado a ese ser especial y distinto, para el cual ustedes están dispuestos a sacrificar algo importante, tal vez tengan hasta que mudarse del lugar donde habitan. 

Pero no pierdan a quien les tiene en su corazón, y ustedes a esa persona.

La dicha y felicidad que merecen ambos, no pueden ser hipotecadas.

Nada, absolutamente nada, sustituye a la relación personal. Ésta es la clave del éxito, es lo que asegura la continuidad de la relación, y la que la nutre de sentido.
 

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