Traiciones, desprecios, confabulaciones para hacernos daño, meledicencia, y hasta perder un trabajo.
Se nos puede tender una trampa, se puede buscar aniquilarnos lentamente y a distancia.
Todo es posible....casi.
Porque una cosa es lo que se nos pueda o intente hacer, y otra cosa somos nosotros por nosotros mismos. El otro eje, o la otra parte de una situación dada.
Y nosotros tenemos que hacernos el firme propósito de vivir cada día a pleno. Cada día disfrutando cuanto se pueda, cada día gozando de las cosas buenas de la naturaleza y de las relaciones de quienes nos quieren bien. Y con toda la fuerza que eso nos provee, no doblegarnos, jamás rendirnos.
La pelea la daremos de frente, o esquivaremos el ataque, como el torero esquiva la embestida del toro.
Pero debemos mantener firme nuestro derrotero. Que nadie nos vea y piense que estamos quebrados, que nos agotamos, que ya se hunde el barco, o cosa semejante. No, en absoluto.
Debemos aprender a navegar por mares escabrosos, y mantener firme el timón de nuestra existencia. Nadie debe ni tiene derecho a torcer nuestro rumbo.
Con clara visión de nuestro destino, de nuestro horizonte, lo que va pasando por el camino queda atrás. Como la espuma que el barco deja a popa.
Porque a proa, ¡nos espera lo mejor!.
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