Me dije a mi mismo "¡qué aguante!". Cierto que en el viaje largo, de 9 horas 20, pude dormitar de a ratos, y eso ayuda mucho, especialmente cuando uno puede contar con dos asientos a su disponibilidad.
Pero de cualquier manera, es un viaje largo y por momentos tedioso. ¡Cuánto desearía que ya hubiese vuelos comerciales hipersónicos, que en dos horas lo podrían poner a uno desde Nueva York en Montevideo o Buenos Aires. Pero si aún se volviese al supersónico, ya sería un gran paso.
Llegado me esperaba un día soleado, con mucho calor, pero también la sensación de estar de nuevo en ámbito conocido, y especialmente el lugar donde quedan tantos amigos y amigas. Ya varios me han llamado por teléfono, además de mi hijo desde Iowa City, y mi hermano desde Buenos Aires.
Poco a poco, con el transcurrir de los días, me iré viendo con diferentes amistades pertenecientes a diferentes ámbitos donde ejercí mi profesión de periodista, o en tareas anteriores.
Tal vez, ese factor conjuntamente con el más importante: volver a ver a mi madre, constituyan la columna vertebral y la razón de mi viaje.
Me siento feliz de haber llegado sano y salvo, y de poder entonces planificar actividades que iré desarrollando.
Entre tanto, quiero desde aquí en el Sur, enviar un gran abrazo a mi queridísima familia allá en el Norte, y a los amigos y amigas que tengo en ese hemisferio.
Y es también un privilegio poder contar con esta formidable herramienta que es la internet, sin la cual me sería imposible al instante comunicarme con ustedes y el mundo.
Valorar y apreciar todo esto es realmente también parte de nuestra vida actual.
Los niños hoy no concebirían un mundo sin teléfonos inteligentes y computadoras. Como décadas atrás no lo podían concebir sin televisión a colores, y más atrás, sin radio.
Curiosamente, como hace poco reflexionaba un gran amigo y colega, si bien desarrollamos la energía nuclear, y hemos ido y seguimos explorando el Espacio, este Siglo XXI no está marcado por ninguno de esos dos aspectos, sino por el desarrollo incontenible de las comunicaciones. Es la era de la cibrenética por excelencia. Y eso implica una enorme transformación de la cultura mundial cuyos efectos y evaluaciones se empezarán a hacer dentro de unas décadas.
Tengámoslo presente, y mientras tanto, comuniqúemonos. Es un privilegio, y también una necesidad.
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