Tuesday, July 26, 2011

Con enorme gratitud

"Dad gracias en todo; porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús."

I Tesalonicenses 5:18

Ser agradecidos debería considerarse después de todo, una virtud teologal.

Porque no se trata simplemente de ser agradecidos por todo lo bueno, lo hermoso, lo agradable, lo positivo que nos puede ocurrir.

Se trata de ser agradecidos siempre, aún en medio de la tormenda y el vendaval, aún en medio de momentos aciagos en la vida, aún frente a la enfermedad grave, la pérdida de un ser querido, o la misma muerte.

Porque hay que tener la capacidad de descubrir motivos por los cuales estar agradecido, de encontrar las razones para estar agradecido.

El Apóstol San Pablo, refiere en ese pequeño versículo de su I Epístola a los Tesalonicenses, de la gratitud que debemos al Ser en Si (Dios).

Pero también tenemos que saber ser agradecidos a nuestros congéneres humanos. Porque de sus aciertos y de sus errores aprendemos cada día. De su trato o destrato también aprendemos, maduramos, nos fortalecemos, nos perfeccionamos.

Con esto como "telón de fondo", hoy quiero compartir con ustedes que me siendo agradecido.

En primer lugar claro está, al Ser en Sí, porque me ha dado a vivir una experiencia única, fantástica, formidable, irreproducible en todas sus aristas, alturas, bajuras. Irreproducible por lo de profundamente humana que ha tenido esa experiencia, pletórica de pináculos de hermosura, y de pronto, de abismos de frustración y dolor.

¡Pero qué experiencia al fin! Y por esa experiencia doy gracias al Ser en Sí que me permitió vivirla intensamente, y que hoy me permite haberla superado, como quien pasa un muy dificil examen. En este caso, un examen de vida.

Pero también, y por supuesto, agradezco al ser humano que fue parte de esa experiencia conmigo.

A ese ser humano único en todo el planeta, que seguramente está ahora leyendo estas mismas líneas. A ese ser humano muy especial, que me hizo sentir cúspides de amor, de bondad, de comprension, de compañerismo, de estar ahi en el momento oportuno con la ayuda justa, de ser capaz de lanzarme con arrojo y valentía a una realidad totalmente diferente a todas las que he vivido, y de estar dispuesto a dar todo cuanto me queda de vida y todo cuanto soy. A ese ser humano también le agradezco.

Porque fue capaz de extraer de mi lo mejor que tengo, y ponerlo a su disposición.

Tal vez eso mismo en el fondo le arredró. Le ofrecí mucho, y le apabullé. No pudo creerlo, no pudo confiar, no llegó tal vez a entenderme o conocerme del todo. No sé.

Ese ser humano, confundido, partido en dos, atado por viejas esclavitudes, dispuesto a sacrificar su propia felicidad por la felicidad de otros, está hoy ahí, sin tener gozo ni una verdadera paz interior.

Mirando su presente como una desdicha a sobrellevar, y un futuro incierto, realmente incierto, porque no tiene prácticamente nada suyo....pero persiste y sigue en terreno conocido, porque espera que el sacrificio que está haciendo valga la pena y rinda, en dos hermosos pequeños que son suyos, más que de nadie.

Yo respeto e inclino me cabeza en reconocimiento a ese sacrificio.

Sólo que tal vez, ese ser humano olvidó el segundo mandamiento que Emmanuel (Jesús) nos enseñó: "amarás a tu prójimo, como a tí mismo/a."

Si uno no empieza por amarse a uno mismo, no puede amar bien a su prójimo. Y si uno se ama a uno mismo, entonces tiene que buscar por derecho inherente, propio, irremplazable, el bien personal, la felicidad, el disfrute de la vida, la paz interior, el equilibrio. Y si eso se encuentra, y si se abre una ventana de esperanza, y si hay la posibilidad de un futuro que haga salir del pozo en que se está, pues ¡adelante! con coraje, y con fé.

Porque ese paso adelante, también a la postre significará un paso gigantesco para esos pequeños que están dependiendo del mismo.

La persona a que me refiero tuvo esa oportunidad. Le fue reiteradamente ofrecida, y finalmente, se la perdió...

Esto me hizo acordar a las sabias palabras de un doctor en filosofía, que dirigió a la sazón un lugar donde yo trabajaba, cuando se me planteó la posibilidad cierta de venir a Estados Unidos.

Me llamó a su escritorio, y pausadamente me dijo: no sé cuál será su decisión, pero piense que hay oportunidades que se dan una sola vez en la vida...y me miró fijo, como esperando una respuesta mia, y agregó: mi amigo, ¡más vale pájaro en mano que cien volando!.

Recuerdo que le agradecí sus palabras, y bueno, ¡aquí estoy!.

Si me hubiera quedado mirando a lo que tenía allá como seguro, si me hubiera quedado en lo que estaba acostumbrado, habituado, a lo que había sido mi hábitat por más de 40 años, si no hubiera arriesgado, con fe, no estaría aquí en Estados Unidos.

Pero...bien dijo Emmanuel, que
"Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:61,62).

No. Siempre hay que mirar para adelante, hacia el presente que gesta el futuro, hacia ese futuro que está viniendo a nosotros.

Estas son las lecciones de vida que se aprenden de la experiencia, y por las que también hay que saber dar gracias.

Pero además es cierto, hay oportunidades que no se repiten en la vida. Que se dan una sola vez, y las hacemos nuestras o se pierden para siempre.

Esto me hace acordar a aquella canción de Jaime Roos, en que se quedó solo en la estación, porque el tren pasaba a determinada hora...y nadie le había dicho nada. Se lo perdió...

Hay una frase que se me ocurrió a raíz de una tarea cumplida, en la que se hizo una revisión de la misma. Frase que me parece se aplica a la situación de esa persona, y de la de todos quienes podemos pasar por lo mismo.

"El camino hacia la perfección está jalonado de errores. El camino de la virtud consiste en reconocerlos, para no volverlos a repetir".

Yo por mi parte, reconozco haber caído en un error que habría sido serio, que habría podido traerme serios inconvenientes, y haber trastornado mi vida.

Una vez más doy gracias al Ser en Si, que me sacó del error, que me puso aparte de la equivocación, y que hoy me abre --en total libertad-- una perpectiva nueva, para un mañana nuevo.

Todo esto pues, lo digo con enorme gratitud. Para con el Ser en Si, y para ese ser humano tan especial, que hasta anoche, paso la aventura de vivir de una manera muy particular, en relación conmigo.

Que también a esa persona le sirva la lección, para dar gracias al Ser en Sí --si la aprende-- y para no volver a repetir el error de perderse una oportunidad única en su vida.



enigma

No comments:

Post a Comment