Ustedes saben que no me gusta llamarle Dios, que prefiero llamarle el Ser en Sí (lo aprendí del Teólogo suizo Paul Tillich).
Tengo un amigo, patriarca de los Pastores, como él se identifica, que allá en Francia, y en comunicación conmigo, le llama el Señor de las Cuerdas, por la Teoría de las Cuerdas en Física.
Es que al Ser en Sí no lo podemos representar, delimitar, porque es todo en todo, nos abarca y nos supera.
Pero es sí, una inteligencia a un grado inimaginable.
Y pienso que podemos comunicarnos con esa inteligencia, de inteligencia a inteligencia, y esa comunicación suele llamarse en términos religiosos rezo, u oración.
Yo no preciso una imagen, o una estatua para dirigirme al Ser en Si, porque va conmigo doquiera esté, y cualquier momento y lugar es propicio. Pero…el silencio, la soledad de una recámara, son las condiciones mejores para ese diálogo muy personal y muy íntimo.
Mi diálogo no es de “ché” o de “vos”, porque hay que ser respetuoso, y especialmente respetuoso de la infinita distancia que nos separa en categoría y en jerarquía de entidad viviente.
Yo dialogo con el Ser en Sí. Le llamo Padre también, porque es el Padre de todo cuanto existe, deja de existir, se transforma….
Nunca dejo de darle gracias por lo que aprecio como sus bendiciones. Su guía, su orientación, su corrección. Por la vida misma, por existir y estar sano y entero de la cabeza a los pies. Por la paz que disfruto, por el techo que me cobija y los alimentos que me sostienen. Y le doy gracias por la familia y las y los amigos, y pido por ellos. A veces tengo pedidos especiales por algunas personas, situaciones, etc. Y es más lo que le presento al Ser en Sí a favor de otros que la atención que me deparo a mi mismo.
En general son otras y otros quienes están presentes y por quienes intercedo. Y me consta que el Ser en Si escucha mis palabras y su respuesta es silenciosa, pero efectiva. A veces es inmediata, y a veces demora un tiempo considerable en llegar.
He sentido innúmeras veces su protección en medio de situaciones peligrosas, y me he dado cuenta de las puertas que me ha abierto en forma realmente milagrosa, totalmente fuera de ningún esquema de pensamiento mío o de planes personales. Y me doy cuenta también de cómo se concadenan ciertos acontecimientos, que llevan a un presente diferente y a un mañana distinto.
Y alguien me podría preguntar: ¿pero cómo percibe Ud. que son puertas que se le abren, o que hay esa protección?
Contesto: porque los hechos hablan por sí mismos, son la respuesta más elocuente a cualquier duda. Pero además, porque el Maestro, Emmanuel (Jesús) dijo muchas veces: “el que tenga oídos para oir, oiga” y “el que tenga ojos para ver, vea”.
Esas son facultades que se desarrollan a través de la experiencia de ese diálogo con el Ser en Sí, son facultades que se van adquiriendo, y finalmente a uno le resulta natural y disfrutable ver cómo el Ser en Sí decide y hace las cosas por uno y para uno. Y entonces, más de una vez, he terminado con una sonrisa, comprendiendo cosas que previamente no veía o no entendía.
Es claro está, una experiencia que puede llamarse de fé. Pero es una vivencia, y ocurren hechos. No se trata de la imaginación, se trata de lugares, personas, instituciones, nunca antes sabidas ni conocidas, que de pronto vienen a mi vida, y me cambian todo un panorama. Hechos, acontecimientos concretos, parte de la historia de mi vida que se va formando cada día.
De todo corazón, me gustaría invitarles a que hagan la prueba. A que dialoguen con el Ser en Si, háganlo sin prejuicios, háganlo simple y sencillamente como si dialogaran con un amigo muy querido. Abran sus corazones, expongan sus problemas, pidan por situaciones determinadas, y por personas que ustedes quieren y les preocupan. Háganlo todos los días, con tranquilidad, en un momento dedicado a esa única y exclusiva actividad, sin que nada ni nadie les interrumpa.
Y luego, verifiquen al tiempo lo que les va ocurriendo en la vida real.
Y si quieren escríbanme sus experiencias, y con mucho gusto les daré cabida en este mi blog.
enigma (enigma0458@gmail.com)
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