Thursday, January 8, 2015

¿HABRÁ UN LUGAR DONDE VIVIR TRANQUILO?

Miro retrospectivamente mi infancia, y me digo que no hubo tiempo más feliz y hermoso que ese.  

Despreocupado de todos los aconteceres del mundo, viviendo entre el amor paternal, los juguetes y los amigos coetáneos.

Hasta cierto punto, es un ámbito de ignorancia. Se está lejos y no se participa de lo que ocurre en el planeta.

Cuando uno va creciendo, toma consciencia de dónde está, y --habitando un país pequeño y marginal de los grandes acontecimientos históricos-- se "balconea" (como solemos decir en Uruguay) lo que ocurre en otros lugares.

Pero, las comunicaciones han empequeñecido las distancias, y nos perturban trayéndonos la información al instante de lo que acontece en las antípodas. Y ahí es cuando nos vemos inmersos hoy en un planeta atribulado. 

Miseria y pobreza deambulan por sectores de la Tierra. Guerra y destrucción asuelan otros lugares. Corrupción, venalidad y complicidad, sostienen gobiernos. 

La criminalidad aumenta exponencialemente así como sus víctimas a diario, y si todo ello fuera poco, como la guinda rematando este desgraciado "postre", un fanatismo religioso está planteando una guerra de ese carácter, operando como guerrilla, como terrorismo en medio de pueblos y ciudades.

Los medios vomitan noticias que muchas veces se parecen a propaganda, o a manipulación. No se puede confiar en todo lo que se ve en la pantalla chica. Abundan los amanuenses, escasean los periodistas. 

En medio de todo este panorama, al que se agrega la contaminación del aire, del agua, auditiva y visual, uno se pregunta legítimamente: ¿habrá un lugar donde vivir tranquilo?

Un lugar donde no nos consuma el temor del robo, la rapiña, el asalto o la muerte. Un lugar sin interés para terroristas, ni para políticos. Un lugar para un encuentro auténticamente humano, donde como río caudaloso fluya la amistad, la armonía y el amor. Un lugar donde se nos respete íntegramente por ser humanos. ¿Habrá un lugar así?...

Hay algo que necesita una atención urgentísima, y es el ser humano mismo. Porque la verdadera y auténtica paz, el respeto al prójimo, la relación armoniosa, el vivir con dignidad, comienzan dentro de uno mismo. Pero...si a nivel de población, hay que educar y educar, a nivel individual pienso a esta altura que los expertos en genética, han de tener que descubrir que hay un gen fallido en nosotros los humanos.

Hay un gen maldito, que nos hace ser como no queremos ni debemos ser. Hay un gen que nos hace ser egocéntricos, descontroladamente competitivos, envidiosos, y que anima rencor, odio y las peores pasiones. Hay un gen que nos convierte hasta en asesinos.

Hay urgentemente que detectar ese gen, aislarlo, y saber cómo modificarlo o bien anularlo. 

Será quizás la única forma de encontrar verdaderamente un planeta todo, digno de ser habitado. Un lugar tranquilo donde vivir.

Mientras eso no ocurra, seguiremos soportando la ignominia de la imperfección, y el riesgo de que a cada rato, inesperadamente, nos ocurra algo malo, o que nosotros mismos seamos agentes del mal.

¿No les parece?

enigma
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