Algo que nos devuelva el equilibrio que nuestro cuerpo todo nos pide, para luego, proseguir con lo que tengamos que hacer.
Creo que en estos aciagos días, en medio ser conscientes de una amenaza permanente y latente del terrorismo sobre todos los que no tenemos nada que ver con ellos, y de sus horrorosos actos, nos hace falta respirar lo humano.
Respirar profundamente expresiones de amor, poesía, literatura de calidad, música excelsa, ciencia, para rencontrarnos con lo mejor de la humanidad.
Para sentir al unísono con sus corazones, lo que nos han legado Shakespeare, Goethe, Tolstoi, Balzac, Dante Alighieri, y también Octavio Paz, Borges, Sabines y Julio Cortázar.
Nos es necesario llegar y tratar de inteligir las cumbres de Newton, Einstein, Max Planck, von Neumann, Niels Bohr, y también Stephen Hawking, Carl Sagan, Michio Kaku y Massimo Teodorani.
Y luego, abrazar y besar con ganas al ser que más amamos, y mirar los ojos de un niño jugando y sonriendo.
Sí, urgentemente nos hace falta este respirar de humanidad, para recuperar nuestra auténtica dimensión, y el auténtico valor de nuestra individualidad.
Para sentirnos herederos de lo mejor que la humanidad ha dado y sigue dando. Y para hacer --de sernos posible-- nuestro propio aporte.
¡Nada es pequeño cuando se hace de corazón, y cuando nuestra es la mejor intención!.
¡Respiremos humanidad!
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