Friday, January 9, 2015

PARÍS, LAS IGUALDADES Y LAS DIFERENCIAS

Es imposible abstraerse en estas horas del tema que está en boca de todos, que conmueve al mundo en general y especialmente a quienes amamos la libertad: París y el terrorismo.

La sacudida planetaria emergió como una sola voz de repudio al atentado barbárico a la libertad de expresión, concretado en la muerte de los 12 editores del semanario satírico "Charlie". 

"Je suis Charlie" se apoderó de todos, con la consciencia clara de que --más allá de estar o no de acuerdo con lo que el semanario publicaba-- había algo básico: el derecho a hacerlo. 

Porque lo que está en juego es la libertad de expresión, uno de los pilares básicos de la democracia, y uno de los derechos humanos fundamentales. Ese que justamente molesta y al que cercenan las dictaduras.

La soberbia de los terroristas llega en su fanatismo a considerarse con derecho a segar la vida de quienes piensan diferente, especialmente de quienes son capaces de ridiculizarles, usando nada más que sus mentes y sus lápices o pinceles.

No es lejano a muchos esa misma actitud radical. 

Hoy leía estupefacto cómo alguien dijo: "En el Uruguay de hoy no se puede amenazar impunemente a las instituciones ni agraviar a jueces y fiscales diciendo que hacen los "mandados".

Desbrocemos la frase. ¿Qué se quiere decir con "en el Uruguay de hoy"?, -o sea el Uruguay donde la mitad son frenteamplistas y tienen el gobierno; ¿acaso que en el Uruguay que surgió a la democracia, se podía?

Pero la afirmación peor viene luego:  Si alguien discute la actuación de un juez o un fiscal, a quien puede acusar de venal o corrompido, con todo derecho, y al Juez o fiscal le competen aclarar si no lo son, es inadmisible que alguien pretenda que no se puede criticar a cualesquiera de ellos.

En un estado democrático, nadie escapa a la crítica, ni el mismísimo Presidente de la República, y de ahi para abajo. 
Criticar es una cosa, agraviar es otra. Pero voy más lejos. Hasta el agravio es posible, en libertad. ¡Y vaya que durante la campaña electoral hubo abundante intercambio de agravios!

En cuanto a amenazas, es otro terreno. No corresponde que nadie amenace a nadie. Ni siquiera quien --so pretexto de defender a jueces o fiscales-- establece el rígido criterio de que "esto no se puede", a partir del cual es posible inferir que habría una sanción para quien agraviara. 

Pero esta misma persona no puede negar que hay jueces que actúan complacientemente siguiendo no los dictados de la ley y la justicia, sino lo que le place al gobierno por razón de afinidad política. Y si eso es así, y alguien lo denuncia, yo demando el derecho a que se denuncie, sin ningun cercenamiento, con plena libertad, y con las garantías de que nadie lo prohibirá, ni dirá "no se puede".   

Volviendo a París, el atentado a la libre expresión, fue lo que unió al mundo en su rechazo.

Este viernes, hubo otras cuatro víctimas de los terroristas.

Ya no se trató de un atentado a la libertad de expresión, sino de un ataque por odio étnico-religioso. Igualmente repudiable. 

A criterio de estos terroristas, toda persona que no confiese su fe en el Islam es un "infiel" y debe ser muerto. Así han matado a centenares de cristianos, destruído templos y decapitado a niños.

Hoy les tocó a judíos que estaban de compras en un mercado kosher.

Aquí no estuvo en juego la libertad de expresión, sino el elemental derecho a la vida; el de todos, el de judíos y el de palestinos, es del caso que lo diga.

En una situación, se atenta contra la libre expresión, algo universal. 

En la otra, se muestra el odio étnico-religioso con quienes son diferentes. Esto está más acotado. Y es imposible no referirlo al conficto no resuelto entre judíos y palestinos donde --desde mi punto de vista-- pasa la paz mundial. 

Yo no comulgo con el criterio de que por un judío muerto, tienen que haber 10 palestinos muertos. Porque la vida humana tiene un valor único. 

Repudio este vil atentado al "Hyper Casher", y deploro las muertes a manos de los terroristas, extendiendo a las familias de los fallecidos mis condolencias. 

Pero sostengo que es necesario cimentar la paz. Es necesario lograr la existencia de dos estados independientes, el palestino y el judío, viviendo creativamente lado a lado. 

Es necesario detener definitivamente la construcción de viviendas en territorios ocupados, y es más que necesario volver a la mesa de negociaciones pero con honestidad intelectual. Sin hipocresía, sin cinismo, sin imponer condiciones lesivas para ninguna de las partes. 

Es necesario sanar heridas, y elevar el valor de lo humano al máximo. Es imperioso avanzar en la reconciliación.

Seguro estoy que si eso se hace y se logra, estos terroristas no tendrán base ideológica alguna sobre la cual manipular las mentes de gente joven para transformarlos en "una fría y precisa máquina de matar". Y no digo de quién es esta frase repudiable, que definía así al perfecto "revolucionario". ¡vaya mayúscula involución!

Ruego excusas por haber tocado temas de manera excepcional, pero no me he podido sustraer a los acontecimientos del momento que tan duro han golpeado mi consciencia.

Como escribí en el artículo anterior, el mundo está sumido en una tremenda crisis. Los antivalores se visten de "valores", las conductas psicóticas son socialmente aceptables y oficialmente reconocidas, los fabricantes de armas se restregan felices las manos, y los tontos manipulados se matan y asesinan con ganas. 

¡Que dificil y atemorizante es vivir en este planeta actualmente!, ¿y qué legado estamos construyendo para nuestros hijos y nietos? 

Confieso que muchas veces me siento ajeno al planeta. Anhelo y añoro una realidad diferente. ¿Les pasa a ustedes?
enigma
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