La relación entre amigos es como un nudo fuerte y bien hecho. No se puede desatar. Es para siempre.
Al menos así la entiendo yo.
Al enterarme de que una muy querida amiga estaba recuperándose de una intervención quirúrgica en su boca, le llamé por teléfono y conversamos un rato.
Sabiéndonos a más de cinco mil kilómetros de distancia, ¡qué bueno fue poder escuchar su voz, y dialogar sobre su problema y varios otros temas!
Realmente me gustó mucho haberme comunicado, sentirle de alguna manera más cerca y que ella también me sintiese más próximo.
Es que así somos los amigos.
En la amistad, la distancia se supera con la comunicación, y cuando es posible, con el encuentro personal.
Y el encuentro personal siempre es una celebración, un momento de alegría, de felicidad.
Porque entre amigos, siempre hay un gran cariño. Ese sentimiento que nos mantiene unidos no importa dónde estemos ni cuántos años pasen.
Lo mismo me sucede con otros tantos amigos y amigas, con muchos de los cuales la comunicación se da a través de Facebook. ¡Qué lindo es saber de ellos/as, de sus familias, de sus vacaciones, cumpleaños, etc.!
Es parte de nuestra vida. Y ellas y ellos son parte inseparable de nuestra existencia.
Por eso hoy llamé a mi amiga, porque la quiero.
Mi deseo es que todas y todos ustedes tengan experiencias similares con sus amistades. Que las cuiden, que las enriquezcan, que zanjen toda diferencia o discrepancia que momentáneamente pueda surgir, porque ese fuerte vínculo de la amistad, supera ideas diferentes, o filosofías de vida diferentes.
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