Soy muy respetuoso de la ciencia, de los conocimientos científicos, de las constataciones científicas.
Entre esos conocimientos se encuentra el del cerebro. Cómo está constituido, cómo funciona, y allí los neurólogos y neurobiólogos han descubierto desde hace tiempo una serie de sustancias como la dopamina, la serotonina, y la melatonina, que esencialmente son neurotransmisores y que se vinculan con nuestros estados de ánimo, y finalmente con nuestra salud misma.
La dopamina y la serotonina desempeñan un papel importante en cuanto al placer y al sexo.
Conocer la base física de nuestro cerebro, cómo actúan las neuronas, y cuáles son los elementos químicos que las hacen funcionar es por cierto, muy importante.
No obstante, el amor, como la fé, es algo irracional. No hay razón para el amor. El amor es la razón.
Reniego por lo tanto, de un concepto meramente materialista que pretenda explicar sentimientos arraigados y profundos, como simples resultados de tener más o menos de algunas de estas sustancias actuando en nuestro cerebro.
Reducir dichos sentimientos, --que son permanentes, que no dependen del día lindo o feo, de que hayamos recibido una buena o mala noticia, de que alguien nos haya reconocido por lo que valemos, o nos haya destratado-- va mucho más allá de lo circunstancial.
Y sería muy interesante cómo podría explicarse estar amando a alguien en medio de circunstancias adversas y continuar no obstante con ese amor, con ese sentimiento tan intenso. ¿cuándo está actuando o no la dopamina?, ¿y acaso depende de la segregación de esa hormona lo que sentimos en forma permanente?
Francamente creo que no. Y considero que es una grave mala interpretación de los hechos, establecer que porque cuando beso a alguien aumenta mi dopamina, o cuando tengo un orgasmo la dopamina llega a valores muy altos, el amor --un estado permanente de relacionamiento humano con alguien-- es un derivado directo y una consecuencia de la dopamina, y nada más. Me parece un reduccionismo absurdo.
En Julio de 2009, un Neurofisiólogo --a quien no voy a nombrar-- decía al ser reporteado: "El amor es una relación entre varias sustancias que libera el cerebro que se llaman neurotransmisores, y que estos gradualmente se van sumando unos a otros para generar una actividad que es siempre placentera para el organismo".
Si eso fuese el amor, simplemente "una relación entre varias sustancias", bastaría con cambiar esas sustancias para que el amor fuese intensísimo, o dejase totalmente de ser y de sentirse.
Me parece un enfoque totalmente materialista pero desasido de la realidad. Me pregunto si ese neurofisiólogo alguna vez se ha enamorado, y si le va a achacar tan simple y sencillamente sus sentimientos a "una relación entre varias sustancias".
Pero todavía dice más, (y peor): "la dopamina es el neurotransmisor más importante que perdura por más tiempo de todos estos neurotransmisores y es el que genera la actividad hedónica, la actividad de gusto, cuando se está enamorado.....el enamoramiento tiene dos fases: una parte que es enamoramiento, como es real, y es un enamoramiento totalmente dopaminesco. Esto dura tres años, porque es la tasa de liberación de dopamina, esta sustancia que nos hace sentirnos bien, solamente puede durar tres años; de acuerdo a que, aunque estemos constantemente ante el estímulo, el estímulo repetitivo va haciendo que gradualmente vaya disminuyendo, y esto es un proceso natural que tiene nuestro cerebro. Su tasa promedio son tres años. De modo que después de esto pasamos del enamoramiento al amor verdadero. Y el amor verdadero es el que va a perdurar toda la vida."
Si tomamos las palabras del neurofisiólogo en serio, entonces "el amor verdadero" ¡NO depende de la dopamina! primera gran cosa con la que en lo personal estoy totalmente de acuerdo.
Ahora, me parece que este médico divide artificialmente "enamoramiento" de "amor". Aparantemente en el enamoramiento sólo hay una cuestión de sustancias actuando, y eso tendría un límite de tres años. Tres años de "fuegos artificiales" por así decir, de pasión arrrolladora, intensa, y depués ---ante un estímulo repetitivo-- el estímulo como tal desaparecería, vendría la calma, y en la calma ¿entraría el amor sin dopamina???....
Realmente esta visión tan limitada del amor, no me resulta para nada convincente y por encontrario me resulta intrínsecamente antagónica. Se pretende oponer enamoramiento a amor, cuando amor como sentimiento al que nos damos enteros, es algo que no admite tener plazo alguno de terminación.
Amor es algo que surge, emerge espontáneamente, crece y luego se sostiene. Pero jamás dejaremos de estar enamorados de quien ha conquistado nuestro corazón, si realmente de amor se trata. Si no confundimos simple pasión, simple gusto o apetito sexual, con el amor.
Tal vez algunas personas puedan tomar muy a pie juntillas esto de que "el amor es una relación entre varias sustancias" en el cerebro, y que tiene un límite promedio de tres años.
Una excusa para luego dejar de sentir ese "amor", y bueno...tal vez pasar a otro, y a otro, cada 3 años más o menos. Para que la dopamina siempre nos dé esa sensación de placer, --que como la droga-- siempre pide repetir la experiencia y ampliarla.
Sólo que los seres humanos y nuestras relaciones interpersonales no son ninguna droga, ni admiten punto de comparación. Que nuestras relaciones tienen aspectos de ética, de comportamiento, de conducta, de responsabilidad, de los que no podemos evadirnos.
Seguir las pautas de este neurofisiólogo, significa tomar el "amor" muy trivialmente. Una relación de tres años, y ....¡a otra cosa! Eso podrá ser entusiasmo, apasionamiento, pero jamás amor.
El amor es algo que se ahonda muy profundamente en nuestro ser, que echa raíces y que permanece para siempre, a menos que algo lo afecte de tal manera que haga que se pierda.
¿Qué cosas pueden hacer que se pierda el amor?, la mentira, la desconfianza, la deslealtad, la falta de coherencia, el incumplimiento de la palabra empeñada, y cambios físicos o en la conducta de la persona que hacen que haya perdido todo atractivo.
Pero si esos factores no están presentes --y a veces aunque alguno de ellos esté presente-- el amor es capaz de absorberlos, superarlos, dejarlos a un lado, porque el amor va más allá de lo imaginable y previsible. El amor todo lo puede, y eso es lo más maravilloso que tiene este sentimiento tan exclusivo de los seres humanos.
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