Sí, anoche recibí un mensaje por mi correo electrónico.
Era breve, muy breve, escrito desde un Blackberry. Apenas 4 líneas, y sin embargo, ¡que dicha hermosa haberlo recibido!
No, no voy a reproducir el mensaje, pero bastaron esas cuatro líneas, para que mi sueño fuese plácido y tranquilo. Para sentir mi corazón lleno. Para saborear una felicidad espiritual bellísima.
Es que como dice el refrán: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno", y el otro: "A buen entendedor, pocas palabras bastan".
Me conceptúo un buen entendedor, por eso reconozco la validez de ese pequeño mensaje, preñado de enorme sentimiento.
Sí, amigas y amigos, nunca dejen de comunicarse con sus seres queridos, con sus amistades. Porque un pequeño mensaje, con un contenido positivo, puede transformar todo el día de una persona.
¡Y es tan sencillo hacerlo!
El mensaje en sí, primero que nada, nos dice que quien lo envió estuvo pensando en uno. Y por hacerlo, tomó la iniciativa de escribirnos. Ese hecho es en principio algo a considerar.
Pero claro, lo que importa luego de ese hecho es qué mensaje nos ha llegado, y eso apunta al contenido del mismo.
Supongamos que yo le escribo a una persona amiga y le digo:
"Estoy pensando en ti. Te extraño.
Te quiero mucho."
Yo sé que eso va a ser recibido con beneplácito, que le va a provocar satisfacción a la persona que lo recibe. Que le puede transformar su jornada, porque pone en su corazón una nota de aliento.
O por ejemplo:
"Querido amigo: Sabes de mi afecto entrañable por ti.
Espero verte pronto, tendremos mucho que charlar."
Un mensaje así despierta una expectativa, y a la vez reafirma los sentimentos que crean la relación de amistad. Quien lo recibe también se va a sentir alentado.
Como ven, no se precisa extenderse en palabrerío, ser latoso, ni decir demasiadas cosas, para mantener el don precioso de la amistad.
Hay que escribir frecuentemente, con ganas y con el corzón. Brevemente, y es suficiente.
Háganlo, y se verán recompensados.
enigma
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