Monday, January 24, 2011

DE ÁNGELES Y DEMONIOS













Cuando hablamos de ángeles, solemos referirnos a aquel ejército de representantes y hacedores de la voluntad del Ser en Sí.

Aquellos anunciadores de actos divinos. Aquellos expertos en genética, capaces de hacer tener hijos a mujeres estériles.

Aquellos ante los cuales hombres como Abram doblaban sus rodillas en acto de reverencia.

Suele decirse que imperceptibles, ellos velan nuestras vidas, y se habla hasta del ángel personal que cada quien tiene, aunque todo esto es puro folklore.

Pero junto con los ángeles y arcángeles que cumplen la voluntad y propósitos divinos, están otros ángeles que desobedecieron a Dios, a los que la Biblia se refiere como “ángeles caídos”. Éstos son huestes que se revelaron a la voluntad de Dios, que se unieron sexualmente con las mujeres de la especie humana, y que cometieron actos que les han hecho agentes del mal, “demonios” como genéricamente se les llama.

En realidad están para probarnos, para tentarnos, para desviarnos de nuestra debida relación con el Creador y Padre universal.

Están para alterar nuestro quehacer, para que dejemos de amar, para volvernos egoístas, aprovechados, manipuladores, buscando ventajas propias a costa de los demás, despreciando al prójimo.

Están para hacernos sentir envidia, para desear o hacer el mal a otros, para odiar, para proferir insultos y vivir de enojo en enojo, en resumen, para que nuestro espíritu no conozca la dulzura de la auténtica paz, y la hermosura del amor.

Están para confundirnos, para presentarnos como bueno lo que es malo, para escamotearnos la verdad, para ponernos señuelos en el camino a ver si caemos en ellos y apoderarse de nuestro ser y nuestra voluntad.

Pero allí es cuando el Ser en Sí viene a nuestro auxilio, y ahuyenta a las fuerzas del mal, las expele y las echa fuera, para que no perturben nuestro sueño, ni nuestro estar alertas.

Es la eterna lucha entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal. Y aunque a veces nos parece que las fuerzas del mal abundan y logran sus propósitos, cuando estamos en buena relación con el Ser en Sí, nunca pueden triunfar. Más bien, huyen en retirada.

Diríamos en resumen, que hay ángeles benéficos y ángeles maléficos.

La cuestión es: ¿con qué ángeles estamos tratando?

enigma





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