"¡Arrepentíos!" fue el primer llamado universal que expresó Emmanuel (Jesús) cuando comenzó su ministerio.
"Metanóiete!" es la expresión escrita en griego en los Evangelios. Es una orden. Y la orden es que se produzca en nosotros la "matanoia" que significa, transformación.
Transformarnos del pasado al presente, para proyectarnos con seguridad en el futuro.
Transformarnos para no repetir más errores, equivocaciones, para no tener más sentimientos, o ejecutar acciones que sabemos son lo contrario de lo que el Ser en Sí (Dios) quiere y espera de nosotros.
Arrepentirse es "darse vuelta como una media" respecto de cosas que hemos sentido, dicho o hecho, y comenzar desde cero, a foja limpia, a escribir el libro de nuestra vida de modo diferente.
En otras palabas, al arrepentirnos, al volvernos de lo que hemos sido y hecho, nos aprestamos a emprender o reemprender el Camino.
Hemos pecado, y pecar significa andar fuera del camino. Andar como errante, sin ruta y sin mapa.
Emmanuel proclamó de sí mismo diciendo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida".
Si estamos fuera del Camino, andamos extaviados, andamos en la mentira, y llevamos en nosotros la muerte.
Si en cambio aceptamos y queremos andar en el Camino, entonces nos sentimos felices de estar en la verdad, y tenemos en nosotros vida, y vida eterna.
No es dificil salirse del camino. Las tentaciones son grandes, suelen ser muy atractivas, se presentan en ropajes que nos seducen, y es facil caer.
Pero lo que importa no es haber caído, sino ¡podernos levantar!.
Y cuando queremos levantarnos, el Ser en Si nos tiende una mano en Emmanuel, para que reconstituyamos nuestro ser de la manera en que Él quiere que seamos y lo espera de nosotros.
Tal vez andar en el Camino no es tan "atractivo" como andar fuera del mismo.
Tal vez sentimos dolor, angustia y hasta una desesperación por perder cosas que al andar errabundos hemos hallado y que nos causaron placer. Pero a la postre, sólo andando el Camino, hallaremos verdadera paz para nuestro espíritu.
Y esa paz nos predispone a una relación mucho mejor con nuestros seres queridos, con quienes conviven cada día con nosotros, con nuestros vecinos, nuestros colegas de estudio o trabajo, con el mundo todo.
Tener esa paz con nosotros, lograr esa paz, es fundamental para nuestro equilibrio anímico, para podernos manejar mejor en el día a día, para no llevar con nosotros un lastre de algo que nos parte al medio, que nos divide, que vuelve una parte de nosotros mismos contra otra parte de nosotros.
Esa paz nos devuelve la integridad de nuestro ser, nos evita por completo tener que acudir a mentiras en cadena para ocultar cosas, y con la frente en alto, podemos desenvolvernos en cualquier lugar, y ante quien sea.
Por eso es necesario el arrepentimiento, por eso es finalmente conveniente arrepentirse.
Sí, puede en principio ser un proceso doloroso, puede costar bastante, puede significar tener que abandonar y dejar cosas muy queridas, que se arraigaron mucho en nosotros, que se nos colaron hondamente, y que no tenemos fuerzas por nosotros mismos para quitarlas de nuestro ser.
Pero el Ser en Sí tiene el poder que nosotros no tenemos por nosotros mismos, para venir en nuestro auxilio y permitir que ese milagro suceda.
Y cuando ocurre, ¡nos sentimos liberados de todo lo pasado!, "He aquí yo hago nuevas todas las cosas" dice Emmanuel. Somos hechos nuevos, somos liberados de la carga del pasado, que pudo llegar hasta el hoy.
Ya no estamos más agobiados! Ya podemos realmente sentir una auténtica felicidad.
Una felicidad que se vive abiertamente y a la luz de día.
Una felicidad por ser íntegros y dignos.
enigma
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