Wednesday, March 16, 2011

UNA AMENAZA A LA VIDA PLANETARIA


Los humanos pugnamos por vivir.

Bueno, al menos la mayoría lo hacemos.

Otros eligen una muerte lenta, a través del alcohol, el cigarrillo o los estupefacientes. Pertenecen a la cultura de “thanatos”, o sea, de la muerte.

Por alguna razón desprecian el precioso don de la vida.

Otros deciden jugársela entera en un segundo fatal. Son quienes van al frente en la batalla, como verdaderos dueños de un coraje a toda prueba.

Son quienes practican deportes de alto riesgo.

Pero la vasta mayoría de quienes habitamos el planeta, velamos por nuestras vidas, porque nos gusta disfrutar cuanto podamos, de las amistades, de la familia, de lugares hermosos, de vacaciones, de los niños.

Con total sencillez, y sin pretensiones, simplemente ¡queremos vivir!

También disfrutamos cuando trabajamos en aquello que amamos, que nos gusta hacer, que es parte intrínseca de nuestro propio ser.

Y por todo ello, cuando nuestra vida se ve seriamente amenazada por un cúmulo de displicencias, negligencias, irresponsabilidades, o complicidades humanas, entonces realmente nos sentimos perdidos.

No hay a quién reclamar, no hay a quién gritar, pero además, ello no serviría para nada, ante hechos consumados.

Todo este comentario viene a cuenta del verdadero peligro de que seamos en poco tiempo engullidos por una invisible nube atómica que nos va a generar en un plazo de 5 años, irremediablemente, algún tipo de cáncer.

Cabe pues preguntarse: ¿cómo es posible que en un país expuesto a terremotos como lo es el Japón, rico además económicamente, poderoso y organizado, no se haya pensado nunca en buscar más de una unidad de bombeo de agua para las centrales nucleares, supuesto el caso de un terremoto y maremoto, como se dio recientemente?

¿Cómo es posible que se siguiesen usando centrales nucleares con una tecnología de hace casi medio siglo, sin siquiera actualizarlas, adecuarlas a los últimos adelantos tecnológicos en materia de seguridad?

¿Cuál hubiese sido el costo económico de todo eso?, ¿cómo la misma compañía eléctrica nipona no se preocupó de esas contingencias y mejoras?, ¿cómo ningún gobierno japonés las exigió?

Sabemos muy bien cómo las compañías compran voluntades políticas, en una palabra, corrompen, para sacar las mejores ventajas y beneficios, hasta que ocurre un desastre ecológico de proporciones.

Así fue en Estado Unidos, con el tremendo derrame petrolero del cual fue responsable directa la British Petroleum, pero co-responsables los funcionarios del Departamento de Energía de Estados Unidos, que daban autorización genérica a las compañías para operar sus plataformas marítimas, sin siquiera hacer inspecciones, a cambio de reuniones sociales rumbosas, con mujeres fáciles, o el uso de cocaína.

Corrupción, sí, de la cual no hemos sabido si acaso cayeron cabezas, aunque en lo que a mi respecta, la primera cabeza que tenía que caer era la del Secretario de Energía, que sin embargo, permaneció incólume, pues el presidente Obama no le llamó a responsabilizarse por semejante vergüenza nacional.

Esos fueron los responsables primeros del desastre ecológico ocurrido.

No sabemos quiénes son responsables en Japón, pero seguramente los hay también.

Que la cantidad de víctimas del terremoto y maremoto, (o tsunami), y el peligro de un verdadero desastre nuclear que crearía por años un enorme daño a todo el planeta, no nos cubran los ojos u oídos, para no reclamar por los responsables de que esto haya sucedido.

No echemos culpa a los accidentes naturales, previsibles, de la desidia, la indolencia, la irresponsabilidad o finalmente la complicidad humanas.

enigma

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